martes, 10 de julio de 2018

Sexo V: La sexualidad en la sociedad científica.



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  Heredamos la concepción científica de la sociedad y el mundo. En este sentido, no hay una ruptura con la cosmovisión decimonónica. La ciencia sigue siendo nuestro instrumento para explicar el mundo y ocupa el lugar moral que había ocupado la religión. Las prácticas sexuales se aprueban o se rechazan en función de son o no malas para la salud. Ya no hablamos de una sexualidad pecaminosa, sino de una sexualidad sana. El coito, la felación, masturbarse (con o son objetos), la penetración anal, la homosexualidad no son sancionadas como negativas mientras no sean malas para la salud. No sucede lo mismo, por ejemplo, con lo que se ha dado en denominar adicciones al sexo. Se consideran patologías y, en consecuencia, la sociedad las rechaza y desarrolla estrategias y programas para que las personas que las padecen se rehabiliten. Es decir, que aquellos que practican sexo fuera de la norma, abandonen sus prácticas y pasen a hacerlo de acuerdo con los valores sociales de la mayoría. 


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    Guasch dice que a partir de los años 50 seguimos con un control científico de la sexualidad, pero se hace de forma más sutil. Guasch se fija en la sexología, como la ciencia del sexo, que nos enseña cómo debemos tener una vida sexual sana. Pero, además de una forma de decirnos cómo tenemos que practicar/disfrutar del sexo (normativa y forma de control), la sexología es un síntoma de la época en la que vivimos. Condensa en ella los dos pilares de nuestra cultura: la ciencia y el hedonismo. En cuanto al segundo, vivimos una sociedad orientada hacia la felicidad y el placer. El objetivo de la sexología es que obtengamos placer del sexo. El sexo se pone al servicio del placer. 

    Esto de que el objetivo de las relaciones sexuales es el placer nos puede parecer evidente, pero no es así. Como decía no sé qué filósofo, las verdades más evidentes son las más difíciles de ver. No debemos ser etnocéntricos y confundir nuestras prácticas culturales con lo natural. Como hemos visto en los dos posts anteriores sobre el historia de la sexualidad, esto de vincular sexo y placer es relativamente reciente. Y no tiene que ser necesariamente mejor. Pensad en la cantidad de gente que es infeliz hoy en día a causa de su sexualidad. 

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