Me gustaron las dos. La primera tiene un aire de nostalgia que se transmite al lector y que no te abandona incluso tiempo después de haberla leído. Y tanto la primera como la segunda son fruto de la observación y el conocimiento del ser humano. Ambas historias van más allá de lo estrictamente narrado. Tienen fondo. Me recuerdan bastante a los cuentos de Cheever o Chejov. Parte de dos anécdotas para hacer una radiografía de nuestra sociedad y de nosotros mismos. Pero no estamos ante una novela realista decimonónica. Como Cheever o Chejov, Seth no quiere reflejar al hombre y la sociedad en su conjunto. Solo se centra en un aspecto -el primer amor y las inseguridades de la juventud justo en ese momento en el que uno está a punto de convertirse en adulto-. Y lo hace muy bien, con un tempo narrativo adecuado y un dibujo muy personal.
martes, 3 de julio de 2018
Seth: Un verano en las dunas
Me gustaron las dos. La primera tiene un aire de nostalgia que se transmite al lector y que no te abandona incluso tiempo después de haberla leído. Y tanto la primera como la segunda son fruto de la observación y el conocimiento del ser humano. Ambas historias van más allá de lo estrictamente narrado. Tienen fondo. Me recuerdan bastante a los cuentos de Cheever o Chejov. Parte de dos anécdotas para hacer una radiografía de nuestra sociedad y de nosotros mismos. Pero no estamos ante una novela realista decimonónica. Como Cheever o Chejov, Seth no quiere reflejar al hombre y la sociedad en su conjunto. Solo se centra en un aspecto -el primer amor y las inseguridades de la juventud justo en ese momento en el que uno está a punto de convertirse en adulto-. Y lo hace muy bien, con un tempo narrativo adecuado y un dibujo muy personal.
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