lunes, 17 de agosto de 2020

Remedios Zafra: El entusiasmo.

 

 

El entusiasmo, Remedios Zafra

 

 

  La tesis del libro es que el capitalismo neoliberal precariza a los trabajadores culturales. Los argumentos que aporta la autora son:

 Hemos asumido el dualismo materia vs espíritu y parece de mal gusto que cualquier actividad que tenga que ver con el espíritu reclame remuneración económica. 

  Paralelamente, el capitalismo neoliberal nos ha impuesto la ideología del entusiasmo. Cuando nos presentamos o realizamos un trabajo tenemos que mostrarnos entusiasmados con él. Nadie contrata a los tristes. Esto encubre el problema de la precarización. 

   Aunque también afecta a hombres, la precarización de los trabajadores culturales es fenómeno esecialmente femenino, ya que son trabajos realizados tradicionalmente por mujeres. 

   Los trabajadores culturales precarios pierden sus vidas pensando en su futuro cuando encuentren un trabajo mejor. Van aplazando las cosas para ese futuro que nunca llega. 

    El estado por momentos parece tener conciencia y ofrece contratos a los trabajadores culturales, pero son siempre contratos muy precarios y además altamente burocratizados. 

    En la lógica del capitalismo neoliberal todo tiene que ser objetivable. Esto se combina con la sociedad red. La consecuencia es que los trabajadores culturales tienen que estar continuamente produciendo y publicando en una red donde, debido a su saturación, todo es efímero. Esto es exactamente lo opuesto al conocimiento y a la creación artística, que requiere tiempo para la reflexión.

   El sistema cultural ha creado una serie de requisitos formales y temáticos que cohartan cualquier expresión del saber. Si una producción no se ajusta por su temática o por su formato a las convenciones académicas, es automáticamente rechazada. Estas convenciones sirven para que el sistema cultural se autojustique y provoca que sea logocéntrico.

   Internet, lejos de ser el espacio de libertad de expresión que esperaba la autora, es tremendamente conservador. En internet hay una cantidad casi infinita de información. La relación que tienen las personas con ella es efímera, apenas se detienen en ella. Solo es superficial, en el mejor de los casos, una lectura superficial, la mayoría de las veces apenas nos detenemos unos instantes en el titular. El verdadero saber y la verdadera expresión artística requiere esfuerzo porque cambia nuestros esquemas mentales. Por consiguiente, apenas si tiene cabida en el modelo de relación en la sociedad red. Internet se convierte así en un espacio conservador, donde solo consumimos aquello que nos reafirma en lo que ya sabemos porque eso no requiere esfuerzo.  

   El sistema cultural parcela el saber en categorías, la mayoría de ellas heredadas del pasado. Los trabajos deben encajar dentro de esas categorías. En caso de no hacerlo, es rechazado. Además, la expresión del saber es, por definición, libre, no puede ser encorsetado.

   La fantasía de las series, los libros, los videojuegos, etc... sirven para ayudar a las trabajadoras precarias a sobrellevar sus vidas. Les dan una dimensión real para poder soportar la incertidumbre y la precariedad. 

   El miedo al delito hace que lo que las trabajadoras precarias publiquen en la red siempre sea lo normativo.

    La lógica de la objetivación por medio de la estadísitica provoca que lo importante no es que un trabajo sea bueno, sino que sea muy citado.  

    Vidas conectadas a internet donde vivimos un sucedáneo. 

    Enclaustrados, permanentemente conectados, con falta de ejercicio físico y sin relaciones reales, físicas, con otras personas. 

    En las redes sociales subimos fotos de nuestros cuerpos retocados sobre el patrón del canon. Luego sufrimos porque no tenemos el cuerpo que vemos que tienen los demás en las redes sociales, donde no nos reflejamos como somos, sino como nos gustaría ser. 

    Internet podría ser un espacio de libertad sexual. Sin embargo, el deseo en nuestras habitaciones solitarias conectados a internet, se limita al deseo visual. 

    El capitalismo redirige este deseo en función de lo que se puede y quiere vender. Un deseo masculinizado y centrado exclusivamente en lo visual.

    La formación, gracias a internet, se abre más allá de las instituciones académicas. Lo mismo sucede con la creación. Ya no necesitamos el filtro de las editoriales o del poder de la institución para difundirlas. Pero, al mismo tiempo, en la red y la televisión se venden unos estereotipos del creador y la creación que afecta negativamente a las personas con inquietudes artísticas o intelectuales. Debido a la instanteidad y al poco tiempo en el que nos detenemos en lo que vemos en la red, solo tenemos acceso a los estereotipos que se nos venden desde el poder. A pesar de que todo parece haber mudado, este poder sigue siendo ostensiblemente masculinizado. 

    Internet parece un saber libre y casi infinito, pero realmente está orientado, tendencializado. Las búsquedas nos son meditatizadas por el poder. 

    El trabajo cultural no remunerado no significa lo mismo para un pobre que para un rico. Para un rico es prestigio, para un pobre es frustración. 

 

 

     

    

martes, 11 de agosto de 2020

Octavio Paz: Los hijos del limo.

 
Los Hijos del Limo, de Octavio Paz > Poemas del Alma
 
 
    La poesía moderna es muy variada, pero hay varias constantes que comparten todas las tendencias:

      a) La tradición de la ruptura.
 
     En las sociedades tradicionales, el mundo apenas cambia entre generaciones. No tienen conciencia de progreso, de que la historia avance hacia un fin, sino que creen que la vida es repetición continua. De ahí que todas compartan mitos del eterno retorno.
 
     El catolicismo introduce la idea de mirar hacia delante con la idea del Paraíso al final de la vida. Pero no es hasta la época moderna que la idea de futuro, de utopía se traslada a esta vida terrenal. Durante el catolicismo no se creía que las cosas se repitiesen una y otra vez hasta el infinito. Así lo dice San Agustín. Las cosas pasan solo una vez. Pero no se miraba a la vida terrenal como el lugar en el que esos cambios darían su fruto. El hombre alcanzaba el Paraíso perdido si se comportaba de acuerdo con las leyes de Dios. En esta concepción del mundo, está el germen de la nueva concepción moderna de mirar hacia delante, de futuro y utopía. Para el hombre moderno, el mundo es cambio continuo y caminamos hacia un objetivo final utópico. La Historia tiene un sentido, porque camina hacia ahí. Es en este sentido como debemos entender el concepto de evolución. Esto se proyecta en la literatura en la tradición de la ruptura. Hasta el Romanticismo, nadie se plantea que deba romper con la forma de escribir anterior, ni hacer nada nuevo. La originalidad no es un valor estético hasta finales del S. XVIII. El poeta tiene que crear un mundo nuevo, propio, que rompa con lo anterior. El artista lo es en tanto que crea una nueva estética. 

    b) La ironía, que es la capacidad de aunar las contradicciones y vivir con ellas. 
La tradición de la ruptura convive con la idea de que la poesía es ese lenguaje mítico, primigenio, que nos retrotrae a la esencia del ser humano. Por medio del arte, podemos encontrar la esencia primigenia de la Humanidad. Esto, lógicamente, es contradictorio con la idea de romper siempre con lo anterior. 

    c) La analogía. El romanticismo cree que hay un lenguaje universal, más allá de la razón. Una suerte de verdades universales esenciales. Estas verdades se proyectan en el mundo por medio de analogías. Lo que percibimos aquí son un reflejo de ese cosmos. Pero no son él. Por medio de la poesía podemos llegar a vislumbrarlas. En este sentido, la poesía es una forma de religión o, mejor dicho, las religiones no son más que poéticas primitivas. De ahí el interés de los románticos por el mito. 

    Sin embargo, esas verdades universales que podemos entrever gracias al arte, son cambio continuo. Las analogías son analogías, por tanto, particulares, únicas. Cada poeta crea su propio mundo de analogías. La ironía, que es la conciencia del cambio continuo, entra en conflicto con la analogía. La poesía moderna aúna esta paradoja/contradicción.

     Los románticos reaccionan contra el Catolicismo. Paz repite una y otra vez la manida frase de que Dios ha muerto. Al mismo tiempo, también reaccionan contra el positivismo y el racionalismo.  Así, es la poesía la que ocupa el lugar de Dios, como forma de conocimiento y como principio de las cosas. Cada poeta es un Dios que crea un mundo nuevo con cada poema. 
 
     


sábado, 8 de agosto de 2020

José Luis Moreno Pestaña: La cara oscura del capital erótico.

La cara oscura del capital erótico. Capitalización del ...  jhvljhv




   La idea sobre la que gira este ensayo es que entender el cuerpo como capital erótico ha cambiado nuestras relaciones, y esto se conecta con los trastornos alimentarios.

   El cuerpo comunica (transmite información sobre la persona). Pero para que un recurso se convierta en capital, debe integrarse en un  mercado, es decir, tiene que haber un sistema de equivalencias simbólicas. Es necesario un patrón estable.

   Para que el cuerpo signifique tiene que encarnar valores sociales (clases sociales) o morales/éticos.

   Bourdieu distinguía tres tipos de capitales: el capital cultural (lo que una persona sabe), el social (las personas que conoce) y el económico (lo que posee). Estos tres capitales le sirven a las personas para moverse en sociedad y obtener cosas. Un capital puede utilizarse para obtener otro. Así por ejemplo, puede invertirse dinero (capital económico) para pagarse unos estudios (capital cultural).

   A estos tres saberes Hakim añade el capital erótico. El capital erótico está compuesto por: 

    - belleza física, 
   - atractivo sexual, 
  - capacidad de atraer a los demás por nuestro don de gentes, 
   -vitalidad, tono corporal y buena forma física, 
   - inversión en ropa y abalorios,
   - habilidad sexual,
   - fertilidad.

   Como sucedía con los otros tres capitales de Bourdieu, el capital erótico puede utilizarse para obtener los otros. 

  La diferencia estriba en que el capital erótico tiene un componente biológico, no adquirido. 

   Moreno Pestaña se hace eco de las críticas al modelo de Hakim y, aunque no abandona el concepto de capital erótico, lo subsume dentro del capital cultural, ya que, aunque tenga cierto porcentaje biológico, el capital erótico se incorpora por medio del habitus: en el seno de la familia se aprende un estilo de vida, qué comer y qué no, a hacer deporte, etc... 

   El autor vincula el capital erótico con la clase social. Es más frecuente que las clases altas se preocupen por la dieta, por hacer deporte, etc...

   Para los griegos, ni la morfología del cuerpo, ni la ropa denotaban clase social. Existían clases sociales, pero se encarnaban (Osborne).

 El mundo feudal pensaba en un conjunto de cuerpos escalonados hacia el cielo y esa jerarquía se inscribía en cada rincón del cuerpo. En este, el alma salva todo cuanto no es terrenal y aquello que esta no informa, las partes bajas del cuerpo, se avecinan con lo satánico. En el orden burgués el cuerpo expresa la belleza del alma. El orden feudal piensa en un alma que, participando en lo divino, informa el cuerpo, pero sólo aquellos signos del cuerpo que se avienen con la jerarquía divina se consideran bellos, ya que la corrupción terrestre se mide por su distancia graduada con el orden celeste.

   Poco a poco, durante los siglos XVIII y XIX con los cosméticos el cuerpo empieza a encarnar valores sociales. En este momento es cuando, según Bourdieu, el capital corporal se integra en el capital cultural. En Europa ligado al aire decadente de la bohemia, en EEUU al nutricionismo y legitimado por la salud. 

   La delgadez como belleza en la juventud se extiende a finales del siglo XIX. Es un proceso muy lento

   Hay una tendencia a asociar urbano a delgado y rural a gordura. 

   La legitimación sanitaria de la medicina tiene lugar a principios del siglo XX, cuando la obesidad deja de considerarse hereditaria y se asocia belleza y salud.

   Bajo esta asociación cuerpo/medicina/salud hay un componente social: 

   Por tanto, desde tales perspectivas, la estigmatización médica de la gordura resulta, siempre desde el punto de vista de la salud, arbitraria. Como en la Grecia hipocrática, muchos especialistas cuestionan la posibilidad de acometer una batalla contra la biología (Lyons, 2009). Los arquetipos de sobrepeso y obesidad, desde esa perspectiva, proceden de estereotipos nacidos en las obsesiones de clase media occidental. Tras los mentados estereotipos, subyace un intento de encarnar la desigualdad social: en Estados Unidos, por ejemplo, los gordos, los pobres, los afroamericanos y latinos denotarían, con su complexión, sus fallas morales (Oliver, 2006: 5-11).

(...)

    En tercer lugar, esa educación tiene un sesgo de género, evidentemente. En el hombre la delgadez no se identifica con la belleza –lo hará más tarde: ahora, en nuestro tiempo–, sino con la responsabilidad: el gordo, entre los
trabajadores del terciario, se identifica con ser un perdedor, alguien poco fiable. La encarnación moral, relativamente separada del aspecto estético, resultará máxima en la denigración de la corpulencia masculina.

    Para que el cuerpo funcione como capital tiene que haber un consenso en torno a la belleza (nosotros tenemos prototipos bastante estables como, por ejemplo, la delgadez) y que en el cuerpo haya una dimensión moral (cuidado de sí, moderación, autocontrol...). 

   

   Relación entre cuerpo y neoliberalismo: la gente invierte en sus cuerpos porque espera obtener beneficios afectivos, sociales o sexuales a cambio. 

   Las inversiones en diferentes capitales pueden entrar conflicto. Por ejemplo, tomar unas cervezas con tu jefe pueden hacerte engordar (pierdes capital erótico) pero creces en el capital social.