lunes, 28 de marzo de 2016

Steven Runciman: Historia de las Cruzadas, La Caída de Constantinopla y Vìsperas Sicilianas.



    ¿Por qué leer a Steven Runciman? Esta es la primera pregunta que me hice ahora que parece que a los historiadores lo único que les importa es la ecomía. Aún así lo hice, porque recordaba haber leído a algún escritor famoso en alguna parte que los libros de Runciman le habían acompañado en su infancia junto a Stevenson y Sabatini. Y fue una experiencia inolvidable. Me leí los tres tomazos de Historia de las Cruzadas, luego la maravillosa Caída de Constantinopla y, finalmente, las Vísperas Sicilianas. Y no seguí porque no hay más libros traducidos al castellano. 

    La modernidad ha cambiado la concepción de la historia. Hasta ese momento, los pensadores creían que el rumbo de la Humanidad dependía de las acciones individuales de grandes hombres, como Carlomagno o Julio César. Pero esa idea cambió y empezamos a estudiar la historia desde la sociología y la economía. En este sentido, Runciman es deliciosamente anticuado. Sus libros no cuentan cómo vivían los bizantinos o sicilianos, ni el modo es que se estructuraba la economía de estas comunidades. A Runciman le interesa un hecho determinado -la caída de Constantinopla, las Cruzadas o las Vísperas Sicilianas- y se fija en los grandes hombres que encabezaron aquellos hechos -generalmente nobles-. Nos cuenta lo que hizo tal o cual personaje y cómo estas acciones se fueron encadenando hasta desembocar en la toma de Jerusalén o la caída de la capital de Bizancio en manos de los turcos. Es una historia a la vieja usanza, de hechos militares, de intrigas políticas y algún que otro devaneo amoroso. Por eso aquel escritor recordaba a Runciman como un amigo de la infancia, porque las obras historiográficas de Runciman son novelas. El lector de novela histórica, que busca en la novela que le enseñen algo de historia al tiempo que se divierte -un error espantoso a mi parecer-, debería fijarse en la obra de Runciman, porque no necesita recurrir a tramas más o menos disparatadas, sino que nos cuenta lo que realmente sucedió, pero con la maestría de un novelista de oficio. Y no necesita tramas absurdas, porque la realidad con frecuencia es superior a la ficción. Lo que nos cuenta de las Cruzadas, las Vísperas Sicilianas o los últimos días de Constantinopla es absolutamente asombroso y resulta fascinante que todo eso no sea resultado de la imaginación de una persona. Quizá lo que pueda echar para atrás al lector tradicional de novela histórica es la ingente cantidad de personajes que pululan por estas tres obras. Pero debe ser así, porque en aquellos acontecimientos hubo mucha gente implicada y, además, le da un aire a la obra de novela coral. 

    Por todo ello, hay que leer a Runciman. Y aquí sí que se puede entrar para que te enseñen un poco de historia mientras te diviertes. 

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