Magnífica serie que contó con el espaldarazo de tener detrás a Martin Scorsese como uno de los productores y director del primer episodio, y a Steve Buschemi como protagonista absoluto. Sin embargo, creo que consiguió trascender la sombra de Scorsese. En cierta manera la serie vuelve sobre el tema que obsesiona a este director y sobre el que versan casi todas sus películas: auge y caída de un personaje que medra en un mundo social al que no pertenece por nacimiento. Boardwalk Empire gira en torno a la vida de Nucky Thomson, un personaje histórico, a caballo entre la política y el gansterismo que era el tesorero de Atlantic City. Pero la serie tiene cinco temporadas, lo que le permite detenerse más a desarrollar los personajes y las tramas, por lo que no creo que sea un remake o refrito de lo que venía haciendo Scorsese en cine. Además, a partir de un episodio en la vida de Nucky que tiene lugar en la segunda temporada -no lo desvelo porque no quiero hacer un spoiler- el guión incorpora un nuevo tema: el pecado y el castigo, que perseguirán a Nucky toda su vida. Es un tema que venimos tratando desde la Biblia, pero que, si se hace bien, como la injustamente desconocida en España The Shield- da muchísimo juego. En general la crítica opina que la serie pierde un poco en la segunda temporada, precisamente cuando incorpora este nuevo tema y yo no puedo estar en mayor desacuerdo. A partir de la segunda temporada, cuando se hace más violenta y Nucky deja de ser el chico amable pero oscuro que ayuda a la gente mejora muchísimo. Va increscendo hasta la última temporada en la que, en mi opinión, pierde un poco de ritmo con todos esos flashbacks para contarnos la infancia del protagonista. No digo que sean innecesarios, porque sin ellos no entenderíamos el significado de lo que sucede.
Por lo demás, la ambientación es extraordinaria. Se nota que tuvo un presupuesto altísimo, porque está cuidado hasta el más mínimo detalle, lo que es de agradecer.
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