lunes, 7 de marzo de 2016

Atrápame si puedes (Steven Spielberg)



Basada en una historia real. En los años sesenta, Frank W. Abagnale (Leonardo DiCaprio) era un joven y escurridizo delincuente que adoptaba diversas identidades (médico, abogado o copiloto de líneas aéreas). Carl Hanratty (Tom Hanks), un agente del FBI, tenía la misión de seguir su pista y capturarlo para llevarlo ante la justicia, pero Frank siempre iba un paso por delante de él. (FILMAFFINITY)

   Una de las críticas que leí de la película rezaba: "entretenimiento puro". Y eso fue exactamente lo que que encontré. Una película bastante bien contada -aunque tarda un poco en arrancar-, con actuaciones bastante dignas y, en general, de buena factura. El problema es que cuando aceptas el reto de la tradición, hay que estar a la altura. 

   Desde un punto de vista genérico, Atrápame si puedes es una película picaresca. Un personaje peor que nosotros se enfrenta a un mundo peor que el nuestro en una sucesión de trampas y engaños. En la tradición picaresca española, el servicio a amos es la aventura preferida. En la tradición anglosajona, hacerse pasar por rico para obtener beneficio. Spielberg es anglosajón, así que lo esperable era que hiciese -como hizo- una película en la que un pícaro trata de medrar socialmente haciéndose pasar por personajes de calidad. El problema está en que detrás de El Lazarillo de Tormes, Guzmán de Alfarache o Moll Flanders había reflexión social y filosófica. Eran obras que hacían reír, pero no sólo eso. El Lazarillo de Tormes explica la mala conducta de su personaje por cuestiones sociales. Lázaro obra mal porque es pobre y tiene hacerlo para sobrevivir. Lo mismo sucede en Moll Flanders. Moll hace el mal porque es una marginada. La diferencia entre uno y otra estriba en que el autor del Lazarillo no le concede a su protagonista el triunfo. Lázaro no acaba de rico hacendado en Virginia como Moll Flanders. La visión del autor del Lazarillo es mucho más pesimista que la de Defoe. Los hombres difícilmente pueden cambiar de estado. Por el contrario, Defoe es un calvinista convencido. Si los hombres obramos bien en la Tierra, Dios nos recompensará aquí. Por eso cuando Moll se convierte, Dios la reconoce y le hace rica hacendada. Guzmán de Alfarache propone la visión contrarreformista del hombre y la vida. El ser humano nace malo por naturaleza -el pecado original es expresado simbólicamente por medio del origen vil de Guzmán- y a los pobres no les está permitido cambiar de estado porque la España del S XVII era demasiado rígida para eso y, además, uno debe aceptar el lugar que Dios le ha asignado en este mundo. Defoe, que es un escritor precapitalista,  tiene que ofrecerle al ser humano el incentivo de poder medrar, ya que sin él, el capitalismo sería impensable. Mateo Alemán no lo necesita, así que le ofrece a su protagonista la única salida concebible para un escritor contrarreformista: la felicidad de Guzmán sólo será posible cuando renuncie al mundo y se vuelva hacia Dios. 
    Desgraciadamente, detrás de Atrapáme si puedes no hay ninguna reflexión como las que encontramos detrás de la narrativa picaresca tradicional. Simplemente es un curiosidad, contar la historia de un personaje extraño, que nos llama la atención, cuya vida nos mantiene entretenidos un par de horas, pero nada más. Una pena. Nos podrá gustar más o menos, pero Scorsese en El lobo de Wall Street sí plantea la pregunta del origen del mal y responde como un hombre del siglo XXI. Repito que es una lástima que Spielberg desaprovechase la oportunidad y se quedase en entretenimiento puro. No os aburriréis con su película, pero la olvidaréis igual que la habéis visto.

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