¿Qué demonios voy a decir yo de Ordet? ¿Voy a hacer un análisis formal? ¿Voy, por ejemplo, a decir que cada plano es una obra maestra pictórica en sí mismo? ¿Voy a hablar del cine trascendental en el que lo que importan son las ideas? ¿Voy a detenerme a comentar lo paradógico que tiene conseguir unos personajes increíblemente humanos al tiempo que ni siquiera se miran cuando hablan? ¿Voy a recoger la maravillosa conversación entre el hijo loco que se cree Jesucristo y el cura cuando el loco le dice que la religión va mal cuando creen en algo que sucedió hace dos mil años y no en el presente? Pues no. Porque esta pelicula es todo esto y mucho más. Un colega con el que estuve hablando esta semana de ella me dijo que tenía material para un post del blog. Y yo le contesté que no, que no tenía sentido escribir una crítica de esta película en un blog porque necesitaría muchos párrafos, casi un tesis doctoral. Pero no puedo resistirme a recomendarla. Es densa de cuidado. Y aún así es flipante. Porque el mensaje es demoledor: ¿Y si Dios existe de verdad?
Os la recomiendo a todos sin más. Vedla y alucinad.
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