domingo, 17 de agosto de 2014

Rajoy y el desempleo.



    Una de las frases que más le oigo decir al presidente del gobierno es que está comprometido con la lucha contra el desempleo y no cesará hasta que las tasas de paro estén al nivel de antes de la crisis. Lo repite una y otra vez y las últimas estadísticas del INEM parece que le son favorables. Al menos lo suficiente para que las esgriman una y otra vez como prueba de su buena gestión de gobierno. Lo que yo me propongo en este breve artículo es analizar, aunque sea superficialmente como exige las dimensiones prescritas para un post, qué hay de verdad, qué de falso y qué subyace a ese problema que tiene obsesionado a Mariano Rajoy.
    Hasta la caída del muro de Berlín, las empresas estaban limitadas por las fronteras. Pero el muro cayó y allá nos fuimos todos hacia la globalización. Desde un punto de vista económico, lo que supuso la globalización fue la supresión de las fronteras y la libre circulación de capital. El capital va allá donde es más rentable. Ahora que se puede mover sin restricciones, ¿para qué producir algo en España, cuando puedo hacerlo en China diez veces más barato? Sería estúpido hacer zapatillas en España porque el margen de beneficio sería mucho menor. Este hecho afecta de manera directa al empleo en Occidente, porque miles de fábricas cierran y se llevan la producción a países donde los costes laborales son mucho menores, con el consiguiente aumento del desempleo en países como, por ejemplo, España.
    A esto hay que sumarle la irrupción de la tecnología en la producción. Víctimas de ello son los trabajadores de la metalurgia, que han visto reducidas drásticamente sus plantillas en los últimos veinte años. Lo que antes hacían diez trabajadores cualificados, ahora lo hace uno y una máquina. Otro factor importante que genera desempleo en los países desarrollados. 
    La situación a la que se enfrentaba Rodríguez Zapatero era, más o menos, así, y agravada por la crisis económica que nos está asolando. En la oposición, Mariano Rajoy repetía una y otra vez que él tenía la receta para salir de la crisis y crear empleo. Muchos españoles se lo creyeron y ganó las elecciones con mayoría absoluta. Tenía carta blanca para desarrollar sus políticas de creación de empleo.
    ¿Y en qué consisten estas políticas?
    En primer lugar, en repetir un montón de veces palabras como flexibilidad, dinamismo, productividad y otras muchas paparruchas que encubren la única forma que se le ocurre de luchar contra el paro: Si las empresas se van fuera porque es mucho más barato producir en China, lo que tenemos que hacer es que producir en España sea tan barato como hacerlo en China. Esto, que suena muy bien, encubre una serie de medidas terribles para los trabajadores españoles, que son que nos ha puesto al nivel de los trabajadores chinos. ¿Cómo conseguir que seamos tan productivos/baratos como ellos? Pues laminando sin piedad todos los derechos laborales conseguidos desde la Transición. Hace una reforma laboral en la que el despido está prácticamente subvencionado, en la que te pueden cambiar de puesto y bajar el sueldo sin más explicación que que la empresa lo demanda así, aumento de las horas de trabajo, descenso de los salarios, etc...
    Probablemente las estadísticas le estén dando la razón a Mariano Rajoy. El paro está bajando -y más ahora que estamos en verano-, ¿pero a costa de qué? En España se produce barato porque han equiparado a los trabajadores españoles con los chinos. 
    Algunos adalides del neoliberalismo aducen que todo en cuestión de economía tiende a compensarse y que los salarios no bajarán por demasiado porque, en caso de ser así, habría un bajón del consumo y esto afectaría a la economía. En que habrá un bajón del consumo y que la economía se verá afectada, no tengo ninguna duda. Lo que me genera otras muchas es que el mercado tienda a compensarse. Eso sería así si los mercados sólo fuesen nacionales. Las empresas españolas no bajarían demasiado los salarios porque no tendrían a quien vender. Pero resulta que los mercados no son nacionales. Si no consumimos los españoles, a las grandes multinacionales les importa un pito. El mundo es muy grande. Ahora se está desarrollando Brasil y el Sudeste asiático. Si no consumimos nosotros, lo hacen ellos. Que España se hunda no les preocupa demasiado.
    Sería muy injusto por mi parte echarle la culpa de este sistema mundial a Rajoy y su Partido Popular. Lo que me molesta, es que no digan la verdad de lo que están haciendo: tratan de luchar contra el desempleo precarizando a la gente. Crear empleo de otra forma, lo veo realmente difícil. Sólo se me ocurren tres formas, y ninguna de las tres creo que tuviese éxito:
    a) Como me dijo una vez mi compañero de francés, la única manera sería que los sindicatos de todo el mundo se pusiesen de acuerdo, pero es algo que difícilmente se daría, ya que no creo que un trabajador malasio estuviese dispuesto a renunciar a trabajar en una fábrica que le daría de comer a él y a toda su familia porque sus condiciones de trabajo afectan a otros trabajadores de occidente que ni conoce, ni ve  ni probablemente sepa que existen. El gran capital se aprovecha del viejo "divide y vencerás". 
    b) Reducir costes también se puede hacer reduciendo el salario de los grandes directivos. No le bajes tanto el sueldo a los trabajadores de la parte baja de la pirámide, sino bájaselo a los ricos. Esto es aún más utópico que el punto anterior. Los ricos sólo han hecho concesiones en el ámbito económico cuando ha habido revoluciones y han tenido miedo, y tampoco me apetece pedir ahora una guillotina y sangre en las calles.
    c) Volver a las fronteras nacionales y los aranceles. Esto es utópico, porque en la globalización ya no hay vuelta atrás. No se subsana un problema volviendo a lo anteiror. Esto no es el sistema operativo Windows que, si te entra un virus, puedes restaurar una versión anterior del sistema.
    En cualqueir caso, lo que pido es cierta sinceridad por parte de nuestros gobernantes. Zapatero, con su primera reforma laboral, iba en el camino que va ahora Rajoy, con la diferencia de que el ritmo de precarización de Rajoy es bastante mayor. Me gustaría que Rajoy nos contase la verdad: la única solución a corto plazo contra el desempleo es que el sueldo medio en España sean quinientos euros. Pero, evidentemente, eso le costaría mucho en las urnas. Pero, haga lo que haga y por mucho que nos enseñe estadísticas, mucho me temo que el malestar social sólo va a ir en aumento. Puede que haya un pequeño rebrote si la cosa mejora. Pero sólo será temporalmente. A largo plazo, le auguro un futuro negro a los trabajadores occidentales. O precarizarse o morir. 
    Y luego la derecha neoliberal se sorprende de por qué aparece con tanta fuerza un partido como Podemos.

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