jueves, 11 de julio de 2024

La libertad y el destino estoicos.


Los estoicos abordaron la cuestión de la libertad desde una perspectiva determinista, pero también enfatizaron la importancia de la autodeterminación y la responsabilidad individual en la vida ética. Según la doctrina estoica, todo en el universo está regido por una ley universal, la razón divina o logos, que determina el curso de los acontecimientos de manera necesaria y coherente1. Esta concepción determinista se refleja en la noción de heimarmene, que representa el destino o la cadena de causas y efectos que rige el universo2. Sin embargo, los estoicos también sostenían que los seres humanos poseen una facultad especial, la prohairesis o elección deliberada, que les permite actuar de acuerdo con su naturaleza racional y moral. Aunque los eventos externos están determinados por la heimarmene (destino), la prohairesis otorga a los individuos la capacidad de elegir cómo responder a esas circunstancias3. Esta facultad implica la libertad de aceptar o rechazar las impresiones sensoriales y las pasiones, así como de actuar de acuerdo con la razón y la virtud. En este sentido, la libertad en la filosofía estoica no se entiende como la ausencia de determinación, sino como la capacidad de vivir de acuerdo con la naturaleza racional y moral del individuo, en armonía con el logos universal4.

Para los estoicos la libertad no es como para nosotros una libertad individual. Para ellos es la consciencia de la necesidad, es decir, el sometimiento voluntario a la legalidad de la naturaleza y para ello es necesario no dejar que nos influyan nuestras pasiones ni nuestros afectos5.

1 Los estoicos [describen al destino] como una cadena de causas, esto es, como su orden y entrelazamiento inextricable.

Aecio, en Mas Torres, S., Op. Cit. p. 80.

2 Llamo destino (fatum) a lo que los griegos llaman heimarménê, esto es, a una serie ordenada de causas, de tal modo que una causa, al añadirse a otra que la precede, produce de por sí una consecuencia. En esto consiste, desde el principio de los tiempos, el imperecedero fluir de la verdad. Si esto es así, nada ha podido ocurrir que no fuera a pasar, y, del mismo modo, nada va a pasar cuyas propias causas eficientes no se hallen contenidas en la naturaleza.

Cicerón, en Mas Torres, S., Op. Cit. p. 80.

3 Pues tras eliminar que el hombre tenga potestad de elección y acción entre los opuestos, dicen que lo que está en nuestro poder es lo que ocurre por nuestro intermedio.

Alejandro de Afrodisia, en Mas Torres, S., Op. Cit., p. 85.

4 Cfr. Pohlenz, M. Op. Cit. pp. 114-116.

5 Cfr. Mas Torres, S. Op. Cit., p. 222.

No hay comentarios:

Publicar un comentario