De
niño, gratis el videoclub de mi barrio, vi muchísima ciencia
ficción de serie B. The
Omega Man
fue una de aquellas películas de las que guardaba un recuerdo
entrañable. Recordaba el comienzo, con Charlton Heston conduciendo
el descapotable por una ciudad desierta y me emocionaba solo con
hacerlo. Estas navidades aproveché una gripe que me tenía tendido en la cama para
volverla a ver y siento decir que hay recuerdos que es mejor no
remover. Lo que en su momento me resultó fascinante, ahora solo me
parece kitsch.
La
película empieza fenomenal. Crea un ambiente interesantísimo y,
aunque ha envejecido fatal, esa estética setentera es muy agradable
de ver. Supongo que a un chaval de 20 años de hoy en día que la
única ciencia ficción que ha visto sea Interstellar, le parecerá
de lo más cutre y, por tanto, inverosímil. Pero a todos aquellos
que entramos en el género en los años 70/80 no nos resulta difícil
saltar la barrera de los efectos y aceptar lo que estamos viendo.
Además, los primeros minutos de visionado avanzan a un ritmo
frenético. El protagonista que vive solo en una casa y que es al
mismo tiempo perseguidor y perseguido por la secta religiosa de
semizombies es fantástico. Esto ya estaba en la novela e hicieron
muy bien en mantenerlo. Sin embargo, no me entra en la cabeza el
desastre de guión a partir de los 45 minutos. Todo lo que había de
bueno en el desarrollo de la acción de la novela de Matteson es
sustituido por giros previsibles y sin ninguna profundidad
psicológica. No es más que una historia de amor fallida y un
personaje que da la vida por la humanidad. Una americanada de
carallo.
Sin
embargo, tampoco quiero desanimar a la gente. Si os gusta la ciencia
ficción y crecisteis viendo este tipo de producciones setenteras,
The
Omega Man es
un chute de nostalgia. Y no debemos olvidar que El planeta de los
simios también era originalmente ciencia-ficción de serie B. Otra
cosa es que el resultado fuese excepcional y alcanzase al gran
público.
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