Hace tiempo que tengo la sensación de que a las series y a las películas de Hollywood últimamente les falta algo. Se hacen cosas buenas, interesantes, pero les falta ese plus para que digas: joder, esto es la hostia. Y eso es precisamente lo que le pasa a El año más violento. Está bien, pero le falta algo.
La sinopsis de la película es la siguiente:
Nueva York, año 1981 -según las estadísticas, el año con más crímenes y atracos de la historia en la ciudad-. El inmigrante hispano Abel Morales (Oscar Isaac) y su mujer Anna (Jessica Chastain) han conseguido sacar adelante con éxito su empresa de distribución y venta de gasóleo. Ahora están a punto de lograr la última pieza de su sueño americano: comprar un cotizado terreno frente al río Hudson, un enclave que les permitirá expandirse en el negocio y superar a su competencia. Pero la violencia que sufren en el transporte de sus camiones y una investigación policial amenazan con destruir todo lo que han logrado hasta ese momento. (FILMAFFINITY)
Casi todas las críticas ven una semejanza entre esta película y el cine de Lumet. Y es cierto. No sólo en el ambiente. El personaje interpretado por Oscar Isaac es muy Serpico, un hombre que, pese a toda la estulticia que lo rodea, intenta mantenerse fiel a unos valores y comportarse de acuerdo con ellos. También hay una presencia constante de la violencia, considerada como algo inherente a la ciudad y casi al ser humano. Pero la huella de Lumet no es la única que se puede encontrar en la película. También hay mucho de Brian de Palma y Scarface. Oscar Isaac representa a ese personaje latino aferrado al sueño americano, a poder triunfar en la vida gracias al esfuerzo y al trabajo. Sin embargo, a diferencia de Tony Montana, el personaje de Oscar Isaac no se comporta como un mafioso desde el principio.
La fotografía (muy urbana) es bastante buena y el ritmo de la película rápido. Incluso al final nos plantea un dilema ético que deja cierto poso más allá del final del visionado. Y, pese a todas las comparaciones con Brian de Palma o Sidney Lumet, El año más violento está a años luz de la mayoría de las películas de estos dos directores. Como dije, se deja ver muy bien y es interesante, pero le falta algo. Es el sino del cine de Hollywood actual. Todo muy bien hecho pero sin alma.
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