No
pienses en un elefante es
una reflexión sobre por qué ganan elecciones los republicanos de
EEUU, si llevan a la práctica políticas que perjudican a la mayoría
de la población -por no hablar de las mentiras y los muertos de la
guerra de Irak-. Este reflexión, en principio local, puede aplicarse
a cualquier país democrático del mundo. ¿Cómo es posible que
votemos en contra de nuestros intereses?
Lakoff
es uno de los mayores especialistas en lingüística cognitiva del
mundo. Su teoría es que el cerebro humano se ordena en torno a
marcos conceptuales. Estos marcos son estructuras mentales que
conforman nuestra forma de entender el mundo. En este sentido, Lakoff
no se aleja mucho de ciertos antropólogos como Durkheim o Mary
Douglas, que hablaban de “representaciones colectivas”. Para
estos, la cosmovisión de los seres humanos se construye a partir de
ideas aprendidas en el seno de la cultura y sobre las que no
reflexionamos porque las consideramos evidentes. Estas
representaciones colectivas funcionan a modo de cimientos sobre las
que construimos nuestro pensamiento, entendiendo por pensamiento no
sólo los conceptos, sino también los valores y las actitudes.
Lakoff expresa esta misma idea, con la salvedad de que lo hace con un
lenguaje científico más moderno.
Lakoff
sigue con las ideas de Mary Douglas en Pureza
y peligro, no sé porque se
lo leyó y le convenció, o porque llegó a las mismas conclusiones
por otro camino. Según Lakoff y Douglas, cambiar esos marcos
conceptuales es extremadamente difícil, porque operan a nivel
inconsciente. Por eso, cuando nos encontramos con un fenómeno que no
encaja en esos marcos, o rechazamos inmediatamente.
La
respuesta de Lakoff a por qué votamos a partidos que actúan en
contra de nuestros intereses es sencilla: porque apelan a esos marcos
conceptuales/ representaciones colectivas. Así las cosas, el voto es
una cuestión más inconsciente que consciente.
La
argumentación de Lakoff se centra en concreto en dos marcos
conceptuales. Según él, la cultura norteamericana inculca desde
niños a sus miembros dos marcos: el del padre estricto y el del
padre protector. El padre estricto es ese padre autoritario que
disciplina a sus hijos y los educa para luchar en un mundo
competitivo en el que triunfarán si son fuertes, seguros y
disciplinados. Por el contrario, el marco del padre protector cree
que la educación es una tarea cooperativa entre padre y madre, que
estos deben comprender y apoyar a sus hijos y darles confianza para
que trabajen en armonía con los demás.
Los
norteamericanos proyectan estos dos marcos conceptuales sobre los dos
modeles posibles de estado: el estado conservador, autoritario, y el
estado socialdemocráta, que protege a los ciudadanos más
desfavorecidos.
Los
republicanos ganaron las elecciones porque consiguieron activar el
marco conceptual del padre estricto en la mayoría de los votantes
estadounidenses. George Bush, con su guerra y todo, era el padre
autoritario, los impuestos una carga y no una reinversión en la
sociedad, y el matrimonio homosexual una flagrante delito contra la
familia.
Esta
parte del ensayo puede ser la más endeble. Pensar y entender el
mundo en función de estas metáforas familiares quizá sea un poco
rígida. Pero si ampliamos los conceptos de padre autoritario a la
máxima grecolatina de que el hombre es un lobo para el hombre y el
Leviatan de Hobbes, y al padre protector al buen salvaje
rousseauniano, tenemos las dos concepciones del Hombre y la
Naturaleza desde los orígenes de la humanidad.
Lakoff
tampoco es un cognitivista radical. No todo el voto se mueve en
función de inclinaciones inconscientes. Evidentemente hay mucha
gente que reflexiona y hace una elección racional de su voto. Pero
hay otra mucha gente que no, y con demasiada frecuencia estos últimos
son los que decantan las elecciones.
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