Este cómic es una adaptación de un cuento de Lovecraft.
Un agente federal especializado en casos extraños investiga una serie de terribles asesinatos en serie con rasgos comunes, pero cuyos reconocidos autores no tienen nada que ver entre ellos. La investigación le lleva a un club y a una extraña droga.
Desde luego no es el mejor cómic del mundo. Tiene algunas cosas interesantes. El dibujo, por ejemplo. Es correcto, no muy original, pero bien solucionado. También me gusta la disposición de las viñetas, que divide en dos la página a partir del eje vertical. También tiene algunas situaciones interesantes.
Pero en general me parece un cómic total y absolutamente prescindible.
Para empezar no soy muy fan de Lovecraft. No me interesa mucho su universo, así que difícilmente me iba a interesar este cómic.
Además, la historia es bastante predecible, es lenta y hasta diría que está descompensada. El planteamiento es larguísimo -todo el primer tomo-, casi no hay nudo, y el desenlace es una chorrada. No quiero hacer un spoiler, pero el final es una bobada. Dado que adapta una obra de Lovecraft, no me esperaba que ese detective diese con el criminal reconstruyendo las pistas con la precisión de un reloj suizo. Esperaba, como es lógico, algo de literatura fantástica, cercana al terror. Pero una cosa es eso, y otra que uno pueda terminar la historia de una forma tan chapucera.
Nota: 3 sobre 10.
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