lunes, 10 de abril de 2017

Samuel Bowles y Herbert Gintis: Schooling in Capitalist America


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    En este libro Bowles y Gintis desarrollan su teoría de la correspondencia. 

    Empiezan analizando el fracaso de las reformas en educación secundaria que pretendían una educación democtratica y liberadora y llegan a la conclusión de que fracasaron porque el sistema educativo acabó siendo un sistema burocrático que impide la igualdad de oportunidades y el desarrollo personal porque está pensado para formar trabajadores, tanto desde un punto de vista técnico como ideológico o de conciencia. 

    Para estos dos autores, la escuela reproduce las necesidades del capital para la producción. Por medio de currículum oculto -aquello que no aparece escrito de forma explícita que hay que enseñar en cada materia- la escuela reproduce exactamente las relaciones sociales que se dan en las empresas:

    1- Ambas se basan en un sistema jerárquico de autoridad. En la empresa hay unos jefes, debajo de ellos unos directivos, luego unos jefes de zona o capataces y abajo de todo los trabajadores. En la escuela, en la cúspide de la jerarquía, están las autoridades políticas en cuestiones de educación, luego los inspectores, a continuación el director, los jefes de departamento, los profesores y en la parte más baja los alumnos. La relación entre estos niveles de jerarquía es de sumisión. Todos están obligados a obedecer a aquellos que estén por encima de ellos en el escalafón. Por eso es tan importante la disciplina en la escuela, que convierte a los estudiantes en personas dóciles que acatan normas y órdenes con naturalidad. Se inculca de este modo en los alumnos el valor de la jerarquía, la disciplina y la sumisión autoridad. 

    2- Tanto en la empresa/trabajo capitalista como en la escuela el individuo no tiene control sobre su trabajo. En la empresa, el trabajador no decide qué produce, del mismo modo que el estudiante no escoge qué estudia -evidentemente, hay un poco de margen. A los alumnos les dejamos escoger entre ciencias y letras, pero el margen es muy estrecho. Está muy claro qué es el conocimiento académico y los estudiantes no pintan nada a la hora de decidir cómo van a ser los currículos-. 

    3- La empresa capitalista incentiva a los trabajadores mediente un sueldo, del mismo modo que la escuela incentiva a los estudiantes con calificaciones. Tanto el dinero del sueldo como las calificaciones posteriormente pueden ser transformados en por cosas que se deseen. En el caso de los estudiantes, con frecuencia los padres felicitan y regalan cosas a sus hijos por sacar buenas notas. De este modo se inculca a los alumnos el valor de la productividad 

    4- Si los alumnos no escogen qué estudiar en función de sus intereses y si se les premia por cumplir con un trabajo enajenado, se inculca la idea de que la finalidad del trabajo no es la satisfacción personal por hacer algo que a uno le interese o le guste, sino obtener un beneficio de él. 

    5- Se desarrolla en los alumnos una identidad de clase y las formas de comportamiento asociadas a los empleos que suelen desempeñar cada clase social. Así por ejemplo, los
alumnos de clases más desfavorecidas, que no llegan casi nunca a estudios superiores, aprenden a obedecer y actuar según las normas. Por el contrario, los ricos, que suelen cursar estudios superiores, aprenden en estos estudios el sentido de autonomía indispensable para el  desempeño  de tareas de dirección  y control.

    En este sentido, estos autores están en la línea de Althusser al considerar la escuela como uno de los aparatos ideológicos del Estado, cuya función es la de asegurar y perpetuar el control ideológico de la burguesía y del modo de producción capitalista. 




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