sábado, 14 de noviembre de 2015

True Detective 2



    Ni la primera era tan buena, ni la segunda es tan mala. En otro post ya dicho todo lo que tenía que decir sobre la primera parte de True Detective y donde ya entonces trataba de desmitificar una fiebre que en mi opinión era más moda hipster que calidad objetiva. A True detective 2 le han caído infinidad de palos no porque sea espantosamente mala como dicen, sino porque todos aquellos hipsters que glorificaban la primera ya no pueden dársela de exclusivos con una serie que ha alcanzado el gran público.

    True detective 2 tiene algunas cosas malas.

    En primer lugar, no es de recibo que en una serie policíaca te planteen el crimen en el último minuto del primer capítulo, cuando ya te has tragado 50 antes. El género policiaco se caracteriza, entre otras cosas, por la rapidez. Hay que plantear rápidamente el crimen para poner inmediatamente a los policías en movimiento. Tirarse 50 minutos dándole vueltas a ver si el asesinado está muerto o no es marear la perdiz y aburre al espectador -entre otras cosas porque sabe de sobra que está muerto-. En otros géneros como el drama se empieza presentando los personajes y luego el conflicto. Pero, como dije, el género policíaco ha de ser rápido, de ahí que el conflicto sea lo primero que tiene que ver espectador y, poco a poco, ir conociendo los personajes. A priori no tengo nada en contra de experimentar y romper las convenciones de género, pero solo si funciona. Y siento decir que aquí no lo hace, porque uno desconecta varias veces en los primeros 40 minutos.

    En segundo lugar, y bastante relacionado con lo que acabo de decir, la serie tarda bastante en arrancar. Hasta el capítulo tercero o cuarto no empieza a molar y eso es demasiado para una serie que tan sólo tiene ocho capítulos. Que el primer capítulo de The Wire sea un auténtico coñazo no es problema porque tienes por delante cinco temporadas de veintitantos capítulos de una hora absolutamente maravillosos. Pero tres coñazos y tan solo cinco guays es un porcentaje bastante desfavorable.

    Y en tercer lugar, la resolución del caso es un poco aturullada. No sé si es que desconecté, o es que no lo explican demasiado bien.

    Sea como sea,True detective 2 es mucho mejor que la mayoría de las series que se ven por ahí y no es mucho peor que la primera.

    El problema con la resolución del caso ya había pasado en la primera. Y, además, he comentado en muchas ocasiones en este blog que lo que interesa en el género negro (por lo menos a mí) no es un caso en el que todo encaja como un reloj suizo, sino utilizar el crimen para contarnos una historia y construir unos personajes interesantes. Así sucede en True detective 2. Puede que la historia no sea nada del otro mundo; un crimen por corrupción urbanística está bastante visto, pero desde luego la resolución no. No voy a hacer un spoiler, pero el final se asemeja más a lo que hubiese sucedido la realidad que el lamentable y lacrimógeno final de la primera parte.

   Además, creo que esta segunda entrega tiene tres personajes muy interesantes.

    A) el motorista homosexual que ha hecho todo lo que le ha mandado desde que era joven y no consigue alcanzar la felicidad es un símbolo perfecto del fracaso del sueño americano. Fue marine, es policía y es un buen chico. Ha hecho, en definitiva, todo lo que la sociedad americana dice que hay que hacer para ser feliz. Y no lo es. Casi parece sacado de una novela de Philip Roth.

    B) el mafioso al que su imperio se le está desmoronando. Es fantástico cómo tiene que reconstruirlo volviendo a los orígenes, a las palizas, a la extorsión y, en definitiva, a ensuciarse las manos, algo que creía olvidado.

    C) el padre de la detective. Los años 60 fueron un periodo de efervescencia y cambio en los Estados Unidos. Fue un tiempo de oportunidades en que los más listos y con menos escrúpulos pudieron beneficiarse. Unos lo hicieron por medio de la corrupción política y urbanística, y otros, como el caso del padre de la protagonista, utilizando el discurso hippie para crear una pseudo secta. Políticos corruptos, psiquiatras sin escrúpulos y hippies avispados convivieron y se conocieron en una época en la que había oportunidades para todos. Cada uno escogió su camino hacia el éxito y todos lo consiguieron a su manera. Unos viviendo en mansiones con piscina, otros viviendo en mansiones con una legión de adeptos.

    D) la detective protagonista. No puedo comentar mucho de ella sin estropearle el final a un futuro espectador, así que me limitaré a decir que su ejemplo perfecto de cómo las relaciones con los padres en la infancia pueden determinar el modo en que mostramos nuestros afectos y como acabamos montando sentimentalmente nuestra vida.

    E) Colin Farrell. Es el clásico detective acabado del género negro norteamericano. Lo tiene todo. Una familia rota, un pasado turbulento, cinismo y desencanto vital, drogas y alcohol, etcétera. No es nada nuevo, pero hay que reconocer que lo hace muy bien. Además tiene un plus que es esa necesidad de redención que mueve sus actos hacia el final de la serie. Es casi un tema de western. Y, por si esto no fuese suficiente, es fantástico cómo ejemplifica el modo en que decisiones erróneas pueden destrozarnos la vida. -Si no quieres un spoiler no leas más-. Después de que violaran a su mujer, pensó que la venganza podía solucionar algo y, sin embargo, ese acto violento y cruel no sólo no solucionó nada, sino que acabó con su matrimonio y con su vida. Toda la historia que nos cuentan en True detective 2 es el resultado de la necesidad de redención de aquel error.
Y su historia de amor. El sexo entre aquellos dos personajes acabados, dos juguetes rotos sin futuro es de un lirismo que emociona. Ya no les queda nada. No hay esperanza para ellos, aunque, realmente, nunca tuvieron nada. Estos dos individuos con vidas desperdiciadas se encuentran y se enamoran, creo que más que por afinidad, porque poco más pueden hacer con sus vidas.

    F) La camarera de la cicatriz en la cara. Un clásico, pero bien hecho. Casi no sale, pero apunta tanto...


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