Christopher Nolan es uno de esos directores que parten de grandes ideas, pero que las estira demasiado y se acaban diluyendo. No me gustó Memento, Origen me acabo aburriendo, e Insomnio, pese a que tiene a Al Pacino y el tema me interesaba muchísimo, me defraudó un poco.
El comienzo de Interstellar es buenísimo. Es exactamente lo que debe hacer la ciencia ficción. Con apenas recursos, nos hace reflexionar acerca del rumbo que lleva el mundo. No hay grandes efectos especiales. Nos sitúa la acción en plantaciones del Medio Este y solo la inquietante presencia del polvo nos traslada a un futuro distópico en el que el Planeta se ha vuelto estéril por la sobreexplotación. Vivía demasiada gente en él y las técnicas agrícolas de explotación masiva acabaron por agotarlo. El comienzo es genial y repito que el ambiente futurista que logra crear con tan sólo un elemento es inquietante.
Luego viene todo el rollo de coger la nave espacial e irse por ahí a buscar otro planeta donde vivir y la película se diluye como un azucarillo. Hay imágenes e incluso secuencias enteras que solo sirven para desplegar virtuosismo técnico y encandilar al espectador con los decorados y los efectos especiales, y para sacar a Matt Damon, que le da caché a la película y supongo que atraerá público a las taquillas. Muy bonito de ver, pero una historia lenta y repetitiva.
Eso por no hablar de los momentos en que se deja arrastrar al melodrama lacrimógeno, que a mí me daban vergüenza ajena.
Resumiendo en una frase: algo que empieza bien y que se queda en un aburrido alarde de virtuosismo técnico.
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