Hace un cuarto de hora, viniendo para casa, me crucé con un hipster que hace tiempo que tengo fichado. El tipo trabaja en una de las tiendas de Inditex, una de esas tiendas que ofrecen imitaciones en masa asequibles para la clase media, pero se comporta como si fuese el cerebro de Chanel nº5. Aunque no hace falta que describa su atuendo, no me resisto a comentar que ahora tiene dos perritos minúsculos con los que mantiene exactamente la misma relación que con el chándal vintage superajustado que vestía hoy.
A mí este individuo no me interesa lo más mínimo, pero me trajo a la cabeza el ensayo de Víctor Lemore Indies, hispters y gafapastas, Crónica de una dominación cultural. En este ensayo Lemore pone a esta tribu urbana contemporánea de vuelta y media. Da bastantes datos y marea la perdiz, pero su interpretación el fenómeno gira básicamente en torno a las siguientes ideas:
a) el hispter está definido por en individualismo radical. Frente al compromiso político de otras tribus urbanas, el hipster es un hedonista que sólo piensa en sí mismo. No se identifica con los demás. Solo quiere destacar, ser distinto, diferente y único.
b) La falta de compromiso político lleva a los hipsters a definir su identidad individual no por lo que son, sino por lo que consumen. Un hipster es un individuo con un gusto
exquisito, que se viste muy bien, muy moderno, con un estilo personal, y que le gustan series de televisión y música muy exclusiva. No escuchan el canto de loco ni les gusta Star Wars. Eso los equipararía con la mayoría de la sociedad y ya he dicho que el hipster busca como loco una identidad individual diferente de la de los demás. Por eso escuchan cosas supuestamente raras y que se mueven en el circuito underground. Esto se concreta, por ejemplo, en que adoraban la primera temporada de True Detective cuando era algo más o menos desconocido. La segunda temporada no les gusta nada no porque no sea tan buena como la primera -lo cierto es que es bastante peor-, sino porque True Detective se ha convertido en fenómeno de masas. Decir que te gusta ya no te distingue de nadie.
c) Las razones por las cuales algo les gusta o no, a parte de la exclusividad, son que aparezcan en tal o cual revista de tendencias. Por supuesto, en esas revistas no se dan argumentos de peso para sancionar las diferentes manifestaciones culturales como maravillosas o basura. Simplemente se dice que mola o que apesta y ya está.
d) Los hipsters, en realidad, son un mercado creado artificialmente por empresas que ganan mucho dinero. Detrás de los creadores de tendencias que deciden qué consume el mercado hipster, hay estrategias comerciales que explotan el mercado de lo underground. El festival de Sundance, por ejemplo, es una estrategia para vender cine a ese público que busca lo alternativo. Lo mismo sucede con su ropa, que renuevan y cambian convulsivamente para que la sociedad de consumo siga girando y moviendo miles de millones de euros en todo el mundo.
e) Por supuesto, esto le parece superreaccionario. Son unas personas que lucen un look desenfadado y progresista, pero en realidad construyen su identidad en función del consumo y de ahí a la vara moral de medir del neoliberalismo hay un paso. La máxima "tanto tienes, tanto vales" de nuestros padres neoliberales -el mío no-, ha sido sustituida por "vales lo que consumes", que es más o menos lo mismo.
Aunque no estoy de acuerdo en absoluto con Lemore, su ensayo es bastante interesante porque nos hace pensar sobre este nuevo fenómeno social al que de otra forma no le hubiese prestado más atención que una sonrisilla cuando me cruzo por la calle con alguno de estos barbudos vestido como un espantallo.
No estoy de acuerdo con Lemore porque los hipsters son exactamente igual que cualquier otra tribu urbana de toda la vida.
a) Eso de que las tribus urbanas tienen un compromiso político es un tópico falso. Para empezar, hubo muchas tribus que no se mojaban políticamente. Los grunges, por ejemplo, sólo estaban tristes. No recuerdo chapas reivindicativas en sus chaquetas de lana. Además, la relación con la política de los miembros de una determinada tribu es exactamente la misma que con su cazadora de cuero. Cuando un chaval se hace rocker, mod, skin o lo que sea, no está movido por la política, sino por la estética. Le gusta como se visten unos determinados personajes y los fagocita. Hace lo que hacen ellos y repite lo que ellos dicen. El posicionamiento político es impostado y se luce igual que una chapa.
b) Querer ser exclusivo también es un fenómeno de toda la vida. El disco que mola de Guns n´ Roses es el Appetite for destruction, Bad Religion se vendieron cuando se forraron con Stranger than fiction y todo lo que ha hecho Red Hot Chilli Peppers después de Blood, Sugar, Sex, Magic es basura comercial. Lo bueno para los adolescentes siempre es lo que solo es conocido por ellos, porque así se tiene una relación más intima con ellos.
c) La identidad construida a partir del consumo es una constante de las tribus urbanas desde su origen. Los mods compran los discos de mods, la ropa de mods y van a beber a los bares de mods. Consumen vida mod. Y lo mismo con los punkies, los heavys, los rockers, skaters, etc... Por supuesto, son vidas impostadas, ajenas, reificadas, porque es imposible que dos mods sean exactamente iguales, aunque todos escuchen lo mismo, se vistan igual y tengan las mismas costumbres. No veo que se diferencien en esto de los hipsters.
d) Como sucede con los hispters, lo que es cool o lo que apesta responde a razones absolutamente triviales. Es lo que Finkielkraut llamó la cultura de los feelings. No hay una sola razón objetiva por la cual Jane´s Addition sean mejor que El Canto del Loco, más allá de que un señor de una revista guay ha dicho que así es. A mi no me gusta nada El canto del loco y sí Jane´s Addiction, pero difícilmente encuentro razones por las que los segundos son mucho mejores.
e) Como el en el caso hipster, el gusto en el resto de las tribus urbanas se decide en revistas, agencias de publicidad, empresas inversoras en el mercado joven y adolescente, etc... No hace falta recurrir a casos tan extremos como los Sex Pistols. ¿Es que acaso el brit pop, por ejemplo, no era una factoría de vender discos, ropa, merchandising, etc...?
f) El gusto vintage, que tanto triunfa entre los hispters, también se da en otras tribus. A los mods y los rockers les gustaba la música de sus padres. Si los hipsters son conservadores, los mods y los rockers más, porque su gusto es el que sus padres les han dicho que es el adecuado.
En definitiva, los hipsters con una tribu urbana como las de toda la vida. Aunque les joda, no son nada nuevo.
Pero no puedo acabar este post sin darles algo de caña, porque hay que reconocer que los hipsters son bastante asquerosos. La idea es de mi amigo T:
Si Lemore quería llevar la crítica a los hipsters por la lucha de clase, le bastaba decir que son unos pobretones. Son, como el caso del hipster que tengo fichado, gente de clase media que trata de llevar una vida súperexquisita, lo que es propio y está reservado solo a los ricos. Es lo que Thorstein Veblen llamaba mímesis de dominación -los pobres imitan a los ricos porque los envidian- y lo que Bourdieu llamó violencia simbólica -los pobres adoptan de forma inconsciente los valores simbólicos y morales de los ricos, aunque esto vaya en contra de su interés-. Los hipsters son, en consecuencia, unos pobres diablos.
Doy fe de que los hipsters son pobretones con ganas de ser exclusivos. Cuando se usaba el término "gafapasta" o "moderno", en vez de "hipster", fui a una exposición de joven arte contemporáneo. Tocaba un grupo desconocido y modernísimo en el evento y aquello estaba lleno de gente. ¿Por el concierto?, ¿por la exposición? No. Por la barra libre de Cosmopolitans. Todos nos pegábamos por la copa gratis como si fuéramos jubilados el día del cocido gratis en la Plaza Mayor.
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