De acuerdo con Victor Turner, las sociedades se componen de
estructura social y communitas. La estructura social es la
estructura jerarquizada de la sociedad que está íntimamente ligada
a la propiedad y de la que, de hecho, es su justificación. Victor
Turner toma este concepto de estructura social de la antropología
social británica, para la que la sociedad es un sistema de
posiciones sociales, pudiendo tener ese sistema una estructura
segmentaria, jerárquica o ambas. Las unidades de esta estructura
están constituidas por las relaciones entre estatus, roles y
funciones. Según R. Firth,
“En los tipos de sociedades
normalmente estudiados por los antropólogos, la estructura social
puede incluir relaciones críticas o básicas surgidas de modo
similar de un sistema de clases fundado en las relaciones con la
tierra. Otros aspectos de estructura social surgen de la pertenencia
a otras clases de grupos permanentes, tales como clanes, casas,
grupos de edad o sociedades secretas, y otras relaciones básicas
tienen su origen en la posición ocupada del sistema de parentesco”1.
La communitas es el momento y el espacio social en el que las
leyes jerárquicas de la estructura se difuminan hasta desaparecer.
La communitas surge de la idea de que existe un vínculo entre
todos los miembros de la sociedad y, por tanto, en ella todos los
hombres son iguales. A juicio de V. Turner,
“(la communitas)
surge de forma reconocible durante el período liminal, es el de la
sociedad en cuanto comitatus, comunidad, o incluso comunión, sin
estructurar o rudimentariamente estructurada, y relativamente
indiferenciada, de individuos iguales que se someten a la autoridad
genérica de los ancianos que controlan el ritual”2.
En toda sociedad tiene que haber un equilibrio entre la estructura y
la communitas, ya que, en caso contrario, perdería
flexibilidad y las tensiones sociales podrían llegar a ser
insoportables. Como dice Turner,
“la acción estructural no
tarda en volverse árida y mecánica si
quienes participan en
ella no se sumergen periódicamente en el abismo regenerador de la
communitas.
Lo más sabio es
encontrar en todo
momento la relación apropiada entre estructura y communitas
bajo las circunstancias
dadas de tiempo y lugar, aceptar cada modalidadd cuando es superior
sin que ello signifique rechazar la
otra, y no aferrarse a
ninguna una vez que haya perdido el impulso momentáneo”3.
El mito y el rito forman parte del dominio de la communitas.
De acuerdo con Victor Turner, hay dos formas de ritos de paso: los
ritos de crisis y los ritos de inversión. Los primeros son ritos por
los cuales el sujeto es transferido de forma irreversible de una
posición inferior a otra superior. Es un rito de elevación de
estatus en un sistema de posiciones sociales institucionalizadas4.
Los segundos son ritos ligados a momentos regidos por el calendario
que se repiten cíclicamente. Suelen implicar a una colectividad, y
en ellos se da una inversión de las posiciones que ocupaban los
individuos en la estructura. Durante la communitas, lo alto se
pone bajo y lo bajo se pone alto. En este tipo de ritos, los
individuos que pertenecen a posiciones estructurales inferiores
imitan la categoría y las atribuciones de las superiores, hasta
llegar a veces a disponerse en una jerarquía remedadora de los
superiores: “Tales ritos pueden ser descritos como ritos de
inversión de estatus y a menudo van acompañados de un
comportamiento agresivo, tanto verbal como no verbal, durante el cual
los inferiores insultan y hasta maltratan físicamente a sus
superiores”5.
Los ritos de crisis son los ritos de las clases dominantes, en los
que los fuertes se hacen cada vez más fuertes, y los individuos
ascienden por la pirámide social. Los ritos de inversión son los de
los individuos puramente débiles. La humillación sólo tiene lugar
durante la liminalidad, ya que será una inversión temporal, y
supone un renacimiento para volver a empezar una nueva vida. Ejemplo
de rito de inversión es el rito de paso del Kanongesha de los
ndembu.
En este rito, al futuro jefe de la tribu se le humilla insultándolo
y obligándolo a comportarse como un esclavo. Ejemplo del rito de
crisis es el carnaval, momento en el que toda la sociedad sale a la
calle y todo le está permitido a los individuos: comportarse los
hombres como mujeres, los pobres como ricos, la risa hiriente…7.
Mientras que la naturaleza de los ritos de inversión invita a la
risa, a la fiesta y al desenfado, y siempre tienen, por tanto, un
componente cómico, los ritos de crisis son ambiguos. Los ritos de
crisis poseen cierto componente serio, ya que el cambio de estatus ha
de ser reconocido socialmente y, al mismo tiempo, durante la fase de
liminalidad es frecuente que se humille a los neófitos, como hemos
visto por ejemplo en el caso del rey ndembu, por lo que podemos
encontrar elementos festivos y cómicos durante esta fase.
Victor Tuner |
1
R. Firth, Elements
of social organization, London,
Watts and Company, 1951, p. 32.
2
V. Turner, El proceso ritual. Estructura y antiestructua, Altea, Taurus,
1988, p.
103.
3
Ibidem, p. 145.
4
Cfr. Ibidem,
p. 171.
5
Ibidem, cit, p. 171.
6
Cfr. Ibidem,
pp. 106-108.
7
Cfr. M. Bajtin, La
cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. El contexto de
François Rabelais,cit.
El carnaval es un rito de inversión, no hay nada irreversible en él
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