viernes, 17 de abril de 2015

Rodrigo Rato y el interaccionismo simbólico.




     Goffman en su interpretación del mundo como un teatro, distingue entre el espacio donde se lleva a cabo la representación social y la región posterior, a la que no tiene acceso el público y donde se puede discutir, discrepar y preparar la representación. Así por ejemplo, en un restaurante, empleado y jefe pueden discutir en la cocina, el segundo le puede llamar vago al primero y el primero farfullar que el empresario es un explotador, pero luego, en el salón de banquetes, ambos recibirán a los clientes con una sonrisa en la boca, tratando de transmitir que todo funciona bien, en paz y armonía.

     Algo similar estamos viviendo con el tema de Rodrigo Rato, el enésimo caso de corrupción política del Partido Popular. El expresidente ha sido detenido por alzamiento de bienes, blaqueo de capital y fraude. En la parte posterior de su particular escenografía social supongo que la noticia habrá caído como una bomba de neutrones. Imagino la cara de Mariano Rajoy, Dolores de Cospedal, Montoro y compañía cuando se enteraron de que este caso venía a apuntalar la Gurtel, Bárcenas, el descalabro electoral de Andalucía, etc... Luego habrá venido la discusión, se habrán echado las culpas unos a otros, y finalmente habrán decidido la estrategia que hacer ante la opinión pública. Ellos mismos y todos los tertulianos que tienen colocados en radios y televisiones repiten una y otra vez que esto es una prueba de la fortaleza del sistema democrático y de la integridad del Gobierno, que no hace distinciones entre amigos y enemigos a la hora de aplicar la ley. Goffman ya analizó este tipo de estrategias. Se hace como si se mostrase la parte posterior y transmitir así el mensaje de que no se tiene nada que ocultar. El problema, advierte Goffman, es la representación ha de ser creíble. Cualquiera sabe que ni siquiera los mejores actores -como Cospedal, Montoro y Soraya- pueden levantar un  mal guión. Y ese es el problema del Partido Popular, que ya nadie puede creerse su guión.

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