martes, 29 de diciembre de 2015

Oakley Hall: Badlands.



   Badlands Es la segunda entrega de la trilogía Legends West, que realmente no es una trilogía, sino tres historias independientes.

  De las tres obras que componen esta trilogía (Warlock) Badlands es la que menos se corresponde con lo que normalmente nos viene a la cabeza cuando pensamos en western. Aquí no hay pistoleros de leyenda, indios contra los que luchar, sherifs, ni pueblos donde impera la ley del más fuerte. Si tuviera que ponerle una etiqueta a cada una de las novelas de la trilogía Legends West, diría que Warlock es una novela de personajes condenados por su propia leyenda, que Apaches es la novela del choque entre culturas, y que Badlands es la más socioeconómica de las tres. El tema de Badlands es el mismo que el de Warlock y el de Apaches y, en general, de todo el western crepuscular: la desaparición de el estilo de vida del salvaje Oeste por las nuevas formas del progreso. Pero, mientras que en Warlock y Apaches, esta sustitución habría que inferirla a partir de la historia de los protagonistas, en Badlands se cuenta explícitamente. La obra narra el conflicto entre los viejos ganaderos por unlado, y los nuevos ganaderos y los agricultores por otro. Los viejos terratenientes ven amenazado su modo de vida y sus privilegios por el empuje de nuevas formas de producción y de explotación de la tierra.

   Como sucede en todas sus novelas, la tensión va creciendo poco a poco hasta el clímax final. Las primeras páginas se leen amablemente, sin mayores sobresaltos, sólo por el placer de la lectura. Seguimos al protagonista Andrew en sus peripecias vitales y vamos conociéndolo y adentrándonos en su mundo. Pero, poco a poco, casi sin que nos demos cuenta, alrededor de él va gestándose una tragedia. Y así, las últimas páginas de la novela son de una acción trepidante que tienen enganchado al lector sin poder despegar los ojos de las páginas.

   Otra vez, como sucede con las otras novelas de esta trilogía, destaca el modo en que Hall construye los personajes femeninos. En un mundo machista y salvaje que no les dejaba muchas posibilidades de autorrealización, Hall admira a aquellas mujeres que consiguieron salir adelante.

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