La gente no es gilipollas. Ya sé que todos alguna vez hemos dicho, al ver algo que no nos gustaba o no comprendíamos, que la gente es gilipollas. Pero realmente no lo es. Así, en general, nadie busca su propio perjuicio. Si cogemos a diez personas, sean las que sean, y les decimos: "Oíd, ahí hay un botón que, si lo aprietas, te cortan una oreja".Nadie va y aprieta el botón porque no son gilipollas. Sin embargo, muchos somos los que no preguntamos cómo es posible que, con lo que está pasando en este país, no arda la calle -que quede claro que "arda la calle" es una expresión metafórica e hiperbólica; no quiero que los revoltosos quemen los bancos ni nada de eso, no vaya a ser que me apliquen el mismo rasero que a César Strawberry y acabe en el calabozo por enaltecimiento del terrorismo-. Como decía, hay mucha gente que no entiende que la población española asista con pasividad a lo que está pasando. Y no sólo eso. Parece que, aunque pierdan las mayoría absoluta, el Partido Popular va a seguir siendo la fuerza más votada en las elecciones del domingo.
Hay muchas razones para explicar este fenómeno. Loïc Wacquant habla del nuevo estado penal, David Garland de la cultura del control, yo hablé en otro momento de la democracia de masas, del chantaje de los medios de comunicación, etc... Todas razones por las cuales el sistema se perpetúa y nadie hace nada. Este post es para hablar de otra estrategia del poder: la manipulación del lenguaje político.
Es evidente que existe una relación directa entre lenguaje y pensamiento. Si una persona carece de una palabra para un concepto, difícilmente podrá ser consciente de él. Si fuésemos esclavos y no existiese la palabra libertad, nadie pensaría que podría haber otra vida alternativa. George Orwell se dio cuenta de este fenómeno en 1984. En esta novela, una de las estrategias del Gran Hermano para perpetuarse en el poder era mantener a la población satisfecha. La represión brutal funciona como modo de perpetuación, pero sólo a corto plazo. A la larga, si la mayoría de la población vive descontenta, surgirán movimientos de resistencia que, al gozar del apoyo de la gente, acabarán por derrocar al poder. Es mucho más útil que los gobernados sientan que el sistema es el mejor de los sistemas posibles, y así ningún movimiento de resistencia gozará de acogida. Con tal objetivo, El Gran Hermano había diseñado un departamento de neo-lengua, cuya función era eliminar todas las palabras desagradables del idioma y sustituirlas, o bien por eufemismos, o bien por su antónimo con el adverbio negativo "no" delante. Así, "mal" se convertía en "no-bien" y los ciudadanos poco a poco iban perdiendo las palabras para concebir el desencanto y acababan convencidos de que aquel sistema de pesadiilla era el mejor posible.
Orwell era un visionario en muchos aspectos y aquí la clavó. Escuchar las noticias en estos momentos es un auténtico ejercicio de neolengua. Nuestros políticos y su brazo armado -los tertulianos- han conseguido borrar del lenguaje cualquier rastro de realidad negativa. Han sustituido estos conceptos por términos cargados con connotaciones positivas y así los ciudadanos percibimos como buenas todas esas medidas que atentan directamente contra nuestros derechos. Os pongo algunos ejemplos:
a) Recortes. Hay recortes para todo. Recortes salariales, recortes en las prestaciones sociales, recortes de plantilla, etc... En la primera acepción de la RAE se define recortar como "cortar o cercenar lo que sobra de algo". Ojo: "lo que sobra de algo". Todos estaréis conmigo en que lo que sobra hay que eliminarlo y eso es bueno. Luego las bajadas de sueldo, la supresión de derechos sociales como la sanidad o la educación, etc... es percibido como algo positivo. Y así llegamos a afirmaciones tales como que "es que vivíamos por encima de nuestras posibilidades", "es que aquí ha habido mucho despilfarro", etc... Yo no sé vosotros, pero a mí no me tienen que recortar el sueldo ni me tienen que cerrar una planta de un hospital de la Seguridad Social, porque eso no sobraba.
b) Crecimiento negativo. Un clásico de Luis de Guindos. "La economía está en un periodo de crecimiento negativo". Un juego fantástico de neolengua para eludir la realidad: la economía decrece, va a peor. En 1984 hubiesen dicho "no-crecimiento". De Guindos, que es mucho más pedante, dice "crecimiento negativo".
c) Copago. A este neologismo se recurre para referirse a que en la farmacia tenemos que pagar otra vez por las medicinas, aunque vayamos con receta. El prefijo "co" significa entre dos o más personas. Así, "colaborar" significa que dos o más personas laboran juntas, es decir, trabajan juntas en pos de un objetivo común. Utilizando el neologismo "copago" parece que, cuando vamos a la farmacia y pagamos un euro por receta, el Estado y nosotros estamos pagando juntos algo. Pero la realidad es bien distinta. El Estado no regala nada y, si podemos llevarnos medicamentos de las farmacias por poco dinero, es porque antes hemos adelantado ese dinero en forma de impuestos. Así que de "copago" nada. La palabra adecuada es "repago".
d) Ajustes. Eso que tanto parece gustarle a Bruselas y no paran de mandarnos hacer. Volviendo a la RAE, ajustar es "Conformar, acomodar algo a otra cosa, de suerte que no haya discrepancia entre ellas". Es por tanto, una acción positiva. Hacemos que las cosas que no encajan o no funcionan bien, lo hagan. Pues este eufemismo es el que se emplea para hablar de disminución en las prestaciones de desempleo, de despedir a los trabajadores sin indemnización, de privatizar sectores fundamentales de la Administración Pública, etc... Antes de lanzarnos a todas estas acciones, habría que ver si realmente esos sectores no funcionaban.
e) Flexibilidad. Flexible es algo que se adapta. Luego es algo bueno. Y así hablan de "flexibilidad laboral" para referirse a rebajar las indemnizaciones por despido, a los cambios de localidad de trabajo sin contrapartidas, a poder bajarle el sueldo a un trabajador o a degradarlo con la consiguiente merma salarial, etc...A mucha gente parece gustarle esto porque nos lo han vendido como algo cool, como ser una persona en crecimiento continuo, lo opuesto a vago funcionario apoltronado en su sillón. Pero estos cambios son impuestos de desde fuera, son ajenos a nuestra voluntad, de modo que perdemos libertad y es imposible plantearse un proyecto de vida a largo plazo. Hoy mismo han llegado al instituto unas niñas que, por cuestiones de trabajo de sus padres, llevan cambiando de centro de estudio a mitad de curso desde hace cinco años. Vosotros veréis si ese es el modo de vida que queréis para vuestros hijos. Por no hablar de cómo afecta eso a la corrosión del carácter.
f) Moderación salarial. Otro clásico. Lo moderado se opone a radical, que es algo malo. Moderación salarial es, exactamente, bajarnos el sueldo porque, ya se sabe, que nos suban el sueldo con el IPC es propio de comunistas radicales.
Y podría seguir así con una lista interminable para que este país pueda "ser competitivo con el mercado chino", es decir, que para poder competir con china, pretenden que nuestras condiciones de trabajo se pongan al nivel de las de los chinos.
P. D. Por si os interesa, os dejo un enlace de Huffington Post en el que recoge algunos de estos eufemismos políticos.
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