miércoles, 27 de mayo de 2015

El PP vuelve a la estrategia de las dos Españas




    Para muchos ver ayer a Esperanza Aguirre mendigando un pacto al el PSOE fue un momento de placer malsano. Yo mismo reconozco que me entregué a este goce un tanto enfermizo que consiste en disfrutar de la desgracia de otro. Sé que no está bien, pero fue lo que fue y lo mejor es asumir las debilidades propias. Sin embargo, pasado este momento de júbilo, es tiempo de pensar fríamente por qué Ësperanza habrá hecho un movimiento como ese. Que una persona tan soberbia como ella se humille públicamente de tal manera tiene que tener algo que no vemos. Porque no sólo le ofreció al PSOE entrar en el gobierno, sino que les cedía la alcaldía -aunque fuesen la tercera fuerza- y hasta se ofrecía a sí misma como sacrificio ritual.
     -Si yo soy el problema, estoy dispuesta a retirarme. -dijo.
     Todo para que los radicales bolivarianos de Podemos que quieren acabar con la Cultura Occidental no lleguen al poder.
   Esperanza Aguirre tendrá muchas cosas, pero tonta no es. Y, casualidad de casualidades, al día siguiente la cúpula del partido les dice a sus candidatos que pueden hacer lo mismo que Esperanza: ofrecer pactos al PSOE para hacer un cinturón de seguridad alrededor de Podemos. 
       La estrategia política está clara. En Ferraz saben de sobra que no pueden formar gobiernos con el PP porque sería su entierro político. Si ya está muy extendida la idea de que PP y PSOE son lo mismo y que el PSOE hace años que dejó de saber lo que significaba la S de socialista, como pacten con el PP los pocos votantes que les quedan van a desertar en masa. La única salida que el queda al PSOE es alinearse con Podemos y hacer un frente de izquierdas. Lo sabe Esperanza Aguirre y por eso dio esa rueda de prensa en la que no había nada de humildad ni autocrítica. Era, como todo lo que hace esta señora, un hábil movimiento político. Obliga al PSOE a irse con Podemos y a darle al PP el argumento de que el PSOE se ha radicalizado pactando con los antisistema. A continuación se desplegará la estrategia del miedo y muchos de los votantes más conservadores del PSOE -que por otra parte son los únicos que le quedan- se asustarán y, en el mejor de los casos, se desmovilizarán y se quedarán en casa en las siguientes elecciones. 
       Esta estrategia es la de las dos Españas de toda la vida y que tan rentable le ha sido al PP. Nosotros o los otros. Poco importa que dentro de los otros metan posiciones políticas tan dispares como el nacionalismo conservador del PNV o de CIU, el independentismo de izquierdas de Esquerra Republicana, el Bloque Nacionalista Gallego y Amaiur, la socialdemocracia de Podemos, la tercera vía del PSOE, a los ecologistas, al Partido Animalista y un larguísimo etcétera. Poco importa que este reduccionismo falsee la realidad de una España muy plural. Poco importa que a la larga lleve a confrontación y a que el nivel de crispación llegue a niveles insoportables. Poco importa que esta estrategia haya provocado unas tensiones territoriales como no se recordaban desde el siglo XVIII. Poco importa que sea una estrategia visceral que mueva lo más bajo que tenemos las personas. Poco les importa todo esto si con ello sacan rédito electoral y les ayuda a capear el sunami que se promete en Noviembre. Poco les importa porque, según ellos, son la única posibilidad de parar a los comunistas que van a quemar iglesias y violar a las monjas. Pero a mí sí me importa porque es mentir, manipular y es mezquino y miserable. 

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