domingo, 14 de junio de 2015

Josephine Tey: La hija del tiempo




    Hace cosa de un mes leí una referencia a este libro en Un brillo ensordecedor. A mí no me interesa demasiado la novela de detectives, pero como en el artículo decía que la Asociación de Escritores de Misterio de Estados Unidos la había escogido como la mejor novela de misterio de la historia, decidí leerla. 
    Siento decirlo, pero a me pareció un rollo de carallo. 
    La sinopsis del libro es la siguiente:

    Las largas horas de convalecencia en la cama de un hospital pueden llegar a ser mortales para una mente despierta como la de Alan Grant, inspector de Scotland Yard. Pero sus días de tedio acaban cuando alguien le propone un interesante tema sobre el que meditar: ¿podría adivinarse el carácter de alguien solo por su aspecto? G rant se basará en un retrato de Ricardo III para demostrar que ello es posible: el monarca más despiadado de la historia del Reino Unido podría haber sido, según Grant, inocente de todo crimen. Aquí comienza una investigación llena de conjeturas acerca de la persona y el reinado de Ricardo III, un controvertido pasaje de la historia británica que, tras haber leído esta novela, indudablemente será visto con otros ojos.

    No es una novela muy extensa y aún así me costó acabarla. Que la Asociación de Escritores de Misterio de Estados Unidos la hubiese escogido en 1990 como mejor novela de la historia podía deberse a muy diversas razones. Para empezar a cuestiones comerciales. Ya sabemos cómo funcionan los premios en el mundo editorial. Pero lo cierto es que, más allá de lo que opinase la Asociación de Escritores de Misterio de Estados Unidos, a la gente le gusta esta novela. Si te tomas la molestia de buscar un poco por internet, hay muchos blogueros que hablan bien de ella. Entonces me pregunté qué le veían para ponerla por las nubes, qué era lo que yo no había sido capaz de ver. Y llegué a la conclusión de que La hija del tiempo es un producto de época que satisface el gusto de nuestros tiempos. 
  En primer lugar, es una novela de misterio, con una trama policíaca. Hay crimen que hay que desentrañar. El detective concreta los valores de nuestra sociedad científica. Citándome a mí mismo:

  Un símbolo universal como el del héroe solar, que encarna la voluntad del hombre por imponerse a sus miedos y al caos, es radicalmente diferente en un entorno cultural o en otro. En El Cantar de Roldán, el protagonista es un noble cristiano que lucha contra los musulmanes, de manera que el orden se asocia con la sociedad estamental medieval y el catolicismo y el caos y el miedo se encarnan en los “oscuros” y “negros” musulmanes que amenazan la paz de la cristiandad. De ahí que el héroe medieval de la Europa occidental se concrete en un guerrero que reúne características que se corresponden con los dos pilares sobre los que se cimentaba su sociedad: noble guerrero-sociedad estamental y piadoso católico-sociedad teológica. Por el contrario, Sherlock Holmes es el resultado de una sociedad basada en la razón y el conocimiento científico. El orden se asocia con el conocimiento y el caos con la ignorancia. En ninguna de sus novelas se detiene el autor a describir el daño moral de las víctimas, las torturas psicológicas tras la muerte de un ser querido, etc. Sencillamente, el orden queda restituido cuando el asesino es descubierto. La ciencia y la razón, mediante el método deductivo, descubren al asesino, que, hasta el momento, permanecía oculto. Entonces se restablece el orden. No es el crimen en sí lo que inquieta, sino ignorar quién lo ha cometido. Sherlok Holmes es, entonces, el héroe solar de una sociedad concreta, que valora ante todo bienes materiales a los que nos da acceso el desarrollo científico y tecnológico. Los personajes se deshumanizan. Apenas si nos importan sus sentimientos. Cuando el asesino es descubierto, el crimen es resuelto materialmente y se retorna sin más al orden social. Sherlok Holmes y Roldán, aun siendo ambos héroes solares y universales, también son creaciones culturales, productos del momento y el lugar en los que fueron creados. 

    Es decir, que las novelas de detectives gustan porque nos refuerzan en nuestras creencias y nuestros valores. 

     En segundo lugar, La hija del tiempo es una novela histórica. El crimen que hay que desentrañar está ambientado en la Inglaterra medieval. La novela histórica es uno de los géneros que triunfa hoy en día porque el que la lee cree que está aprendiendo historia. Citándome a mí mismo de nuevo, cuando hable de Jan Guillou:

    ...la novela histórica, estoy convencido de que triunfa tanto porque toda esa gente que cree que leer es bueno porque aprendes cosas ve algo concreto que le enseña la novela. "Al tiempo que lees una novela, aprendes historia", dicen. "Es un dos por uno". A esto habría que objetarles tres cosas:
     a) Uno lee porque disfruta. A aprender se va a la escuela, o te lees un ensayo, que se aprende más porque está todo más concentrado.
     b) La historia que se aprende en una novela de estas características es mínima. Entre otras cosas  porque está escrita desde la sensibilidad moderna.
     c) Pierre Bordieu, en Sobre el gusto, sostiene que el gusto popular se diferencia del gusto de las élites en que es utilitario. Las masas disfrutan de las cosas que creen que les sirven para algo. De ahí que cuando se gastan una pasta en una camiseta o un jersey, quieren que tenga la marca bien visible para que todo el mundo se entere de lo ricachón que es. Pues la novela histórica es lo mismo. Gusta porque creemos que sirve para algo.

    Y en tercer y último lugar, La hija del tiempo tiene mucho éxito porque formalmente es una novela muy postmoderna. No se limita a poner a un detective en el lugar del crimen y a contarnos la investigación No. Aquí hay un policía del siglo XX que está convaleciente en un hospital y que se propone desentrañar lo que pasó con el asesinato cometido por Ricardo III. Para ello busca en los libros de historia, lee diversas fuentes, hasta que llega a una conclusión. Mientras va leyendo, la narradora nos cuenta cómo sucedieron las cosas, o más bien cómo los recrean historiadores más o menos contemporáneos de los hechos. La novela postmoderna, como le sucedía por ejemplo a la literatura barroca, pese a tener una nueva sensibilidad con respecto al periodo anterior, no encuentra nuevos cauces de expresión. Tenemos que seguir escribiendo novelas como lo hicieron nuestros antecesores. Por eso, nos vemos obligados a innovar formalmente, darle vueltas y retorcer, porque el resto ya está hecho. Surgen a así todo tipo de novelas formalmente experimentales que son muy del gusto de la época, desde Rayuela a Matadero 5. La hija del tiempo también es un juego formal. La novela de detectives siempre se narra hacia atrás. Un detective tiene que investigar acerca de un crimen que tuvo lugar en el pasado, de modo que la resolución de la trama no se hace hacia adelante, como es lo normal, sino hacia atrás. Josephine Tey lleva este juego hasta el extremo. Hay que resolver un crimen que sucedió en la Edad Media. Y, para más inri, ni siquiera el detective puede ser el que busque las pistas personalmente, sino que tiene que fiarse de lo que lee, que puede estar manipulado, tergiversado o simplemente es incorrecto, no porque sea un juicio de valor del historiador, sino porque se ha equivocado. Es un juego de pantallas y perspectivas entre el narrador y lo narrado que nos hace reflexionar acerca de cómo se escribe una novela histórica y la historia en general. La hija del tiempo es, por tanto, metaliteratura, algo que nos encanta a los lectores del siglo XXI. 

     Y así termina este post, en el que tanto me he citado a mí mismo, no porque sea vanidoso, sino porque así me ahorro volver a escribir lo que ya estaba escrito. 

6 comentarios:

  1. Es una pena que no te haya gustado. El principal objetivo de mi blog es conseguir que TODO el mundo esté de acuerdo conmigo en TODO y ya, a partir de ahí, conquistar el planeta. Pero no me lo estáis poniendo fácil, no :-P

    Me parecen muy interesantes tus reflexiones acerca de por qué crees que esta novela gusta a tanta gente. Señalas tres ingredientes básicos: es una novela de detectives y las novelas de detectives gustan, es una novela histórica y las novelas históricas gustan, es metaliteratura y la metaliteratura gusta (al menos hoy en día). No te quito la razón pero habría que matizar que no todas las novelas de detectives gustan, ni todas las novelas históricas gustan ni toda la metaliteratura gusta, y tampoco todos los libros que reunen estos tres ingredientes gustan.

    Como lector al que le ha gustado la novela de Tey y no es aficionado a ninguno de esos tres géneros, voy a dar mi testimonio: a mí me ha gustado por todo lo contrario que a ti: porque no solo no me ha aburrido sino que ha mantenido mi interés a un nivel bastante alto durante casi toda lectura. Estoy seguro de que los ingredientes que señalas han tenido algo que ver, sin duda (la novela ha reforzado mi creencia en que hay que desconfiar siempre del discurso oficial, mi escepticismo acerca de la posibilidad de llegar a conocer realmente lo que ocurrió en el pasado, mi desprecio por las novelas históricas, mentirosas todas, y mi gusto por los tour de force formales), pero también es cierto que sin la habilidad de la autora para mezclar esos ingredientes, por sí mismos no habrían servido de nada.

    Y muchas gracias por pasarte por mi blog. Yo soy muy fan del tuyo (sobre todo de las entradas en las que destripas el funcionamiento del sistema educativo) aunque no deje ningún comentario. No lo dejo porque a la hora de escribir tiendo a la chorrada (véase el ejemplo) y me da un poco de vergüenza poner mis ocurrencias al lado (debajo) de tus análisis sesudos.

    Un saludo.

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  2. Gracias por tu comentario. Si la novela me gustó a mí o no, no sé hasta qué punto es importante. Creo recordar que a Tolstoi no le gustaba Shakespeare, así que sobre el gusto personal no hay mucho que decir. Además, en la lectura y en el cine depende mucho del estado de ánimo del espectador/lector. Puedes estar ante una obra de arte como la copa de un pino y, si no estás en el momento adecuado, te aburres como una ostra. Esto me pasa mucho cuando releo. Novelas que me habían gustado un montón de joven, las vuelvo a coger y como el momento a cambiado, me parecen un coñazo. Tal vez si hubiese cogido La hija del tiempo en otro momento me hubiese gustado.
    Y seguiré yendo por tus blogs.
    Un saludo.

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    1. Totalmente de acuerdo contigo. Un rollo del carallo. Muy sobrevalorada. Hay novelas que le dan mil vueltas en cuanto a interés y emoción que a "La hija del tiempo".

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  3. No, si al final me la voy a tener que comprar, leer y hacer rápidamente una crítica de este libro porque con tanto comentario me están dando muchas ganas.
    Tengo que decir que a mí me gusta la historia, pero no tanto las novelas históricas. Y creo que están de moda por ese sentimiento utilitario de "hay que ver lo mucho que aprendo leyendo", aunque sea mentira. Sin embargo creo que también tienen un componente fantasioso, de transportarte al pasado. Si una novela histórica es buena, te ofrece un viaje en el tiempo similar al de una buena novela de ciencia ficción. Y eso es impagable.
    Lo dicho, que tendré que leerme "La hija del tiempo" para decidir a qué tipo de novela histórica pertenece.

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  4. A mi también me ha parecido un rollo de novela. Ni trama, ni interés y la terminé porque no me gusta dejar nada sin acabar. Decepcionante.

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  5. A mí me aburrió un tanto al principio, pero luego me ha ido ganando poco a poco y ahora mismo me da pena q se acabe... No creo tampoco q sea la mejor novela de Misterio jamás contada pero sí es original, curiosísima y muy bien contada. Una novela q deberían leer todos los ingleses y todos los que quieran saber cómo se perpetúa el poder. Por cierto la novela de Benjamín Prado sobre los 30 Apellidos, en parecida desmitificadora línea, promete también

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