martes, 16 de junio de 2015

Guillermo Zapata no debería haber dimitido.



    Guillermo Zapata no debería haber dimitido. Ni él, ni la inmensa mayoría de los políticos a los que se les pide la dimisión por tweets, comentarios o declaraciones polémicas. 
    Desde hace un tiempo la vida política española se está acercando peligrosamente a la dictadura del pensamiento políticamente correcto de la sociedad norteamericana que nos describe Philiph Roth en La mancha humana. A un político habrá que juzgarlo por sus actos, si su labor como político mejora o empeora la vida de los ciudadanos, y no por si ha dicho tal o cual cosa, generalmente sacada de contexto. Según parece, los comentarios que atentaban contra la dignidad de los judíos y de las víctimas del terrorismo se hicieron en un contexto de reflexión sobre los límites del humor negro. Cualquier comentario sacado de su contexto es susceptible de ser ofensivo. Hoy, sin in más lejos, una niña de primero de la ESO me escribió en un examen "havezes". Con una sonrisa en la boca se lo señalé y le dije: "Hala, qué borrica". Ella se rió, se dio cuenta de que había tenido un lapsus y lo corrigió inmediatamente. Estaba nerviosa y había cometido una falta de ortografía bestial fruto de esos nervios. Yo lo sabía y bastó mi comentario en tono cariñoso para que se diera cuenta. Lo corrigió y fin de la historia. Sacó un siete y medio. Pero, si por un casual, alguien saca mi comentario fuera de contexto, resulta que insulto sistemáticamente a mis alumnos y los humillo públicamente, en lugar de utilizar un comentario jocoso para que rectificase y evitar así bajarle puntos por faltas de ortografía. Lo mismo sucede con los comentarios de los políticos. Parece que cualquier cosa vale para desestabilizar al adversario. Ahora todos los políticos del PP se llevan las manos a la cabeza y piden la dimisión hasta de Manuela Carmena olvidándose de sus propias experiencias, como cuando Esperanza Aguirre dijo que había que matar a los arquitectos o Rafael Hernando que las víctimas del franquismo sólo se acordaban de los muertos cuando podían cobrar subvenciones. No está bien y ellos lo saben. Pero la moral no es algo que preocupe a los políticos. 
    En esta defensa de Guillermo Zapata quiero dejar claro que no soy partidista en absoluto. Esperanza Aguirre me parece lo peor que existe en la política. Pero no porque dijese que había que matar a los arquitectos. Eso es una chorrada. Criticarla por eso es manipular el lenguaje. Ella quería señalar que algunos arquitectos habían hecho un trabajo que no le gustaba y utilizó el recurso literario de la hipérbole para expresarlo. El que interprete de forma literal su comentario o es un burro o tiene malas intenciones. 
      El mundo actual ha cambiado mucho con respecto al de hace veinte años. Las nuevas tecnologías hacen pública gran parte de nuestras vidas. Les afecta a los adolescentes, que que hacen comentarios despectivos sobre un compañero en whatsap y queda una prueba física del acoso, y les afecta a nuestros políticos. Vivir veinticuatro horas al día sin cometer un sólo error es imposible. Podría pasar, por ejemplo, que yo me convirtiese en político. Que coincidiese con alguien en el partido en el que el Deportivo se jugaba la permanencia contra el Barça. Cuando el Barça metió el segundo gol yo me podría haber cagado en los catalanes, podría haber preguntado en voz alta por qué nadie le daba una patada e Messi. Evidentemente, no tengo nada en contra de los catalanes ni quiero que le peguen a Messi. Pero si algún otro cliente me hubiese grabado con el móvil, sería el fin de mi carrera política, aunque yo no sea ni xenófobo ni violento. Lo que sucede es que en el contexto de un partido de fútbol se dicen muchas cosas que no se piensan realmente. La pragmática lingüística nos enseña que el contexto es fundamental para entender el significado de los mensajes. Obviar esto, es hacer un uso torticero del lenguaje con la única intención de de desgastar al rival político. 
    En este lamentable todo vale para desgastar al rival, no debemos olvidar el papel de los contertulios de radio y televisión, todos a sueldo de tal o cual partido. Ayer por la noche, en la tertulia de RNE, Arsenio Escolar sacó a colación los comentarios de Esperanza Aguirre sobre los arquitectos y del portavoz del PP sobre las víctimas del franquismo. No quería disculpar a Zapata, sino sólo poner de relieve que en esto de los comentarios desafortunados todos tienen mucho que callar. Y, ni corto ni perezoso, otro contertulio al que no logré identificar dijo que la diferencia estaba en que en el caso de Zapata toda su ideología se limitaba al tweet, que su ideario político era única y exclusivamente lo que decían los tweets, mientras que, por el contrario, Hernando y Aguirre tienen un ideario completamente distinto, mucho más desarrollado y por eso no es lo mismo. A mí se me descolgó la mandíbula, como a vosotros al leerlo. Supongo que ese contertulio de RNE no es tonto de capirote, así que doy por sentado que trata de manipular de forma burda. 

2 comentarios:

  1. En un político, una declaración es un acto. Un tuit es un acto. Y no te quedes en lo de los tuits, que es a lo que los podemitas quieren reducir el debate, y hasta donde llegan las tertulias porque claro, si no, se acaba el debate. Y sí, si sólo fuera por eso, todo esto sería una tontería. Lee sus blogs, que esos no los borró y lee cómo defiende el escrache y las barbaridades que lleva diciendo desde que lo conocemos, allá por lo del 15M. Una pena que no puedas leer ya su tuiter también, porque es el típico que nos tenia acostumbrados a la barrabasada del día. Barrabasadas que iban siempre en un sentido, por supuesto. Chistes sobre matar judíos, políticos del PP y ETA, todos los que sean. ¿Chistes machistas o antipalestinos? INTOLERABPLA. Por lo que lo conozco de leerlo, es una persona llena de rencor y odio, menos contra los suyos, claro. Esos lo hacen todo bien y si se equivocan o hacen algo mal, la culpa es de los de enfrente. Este personaje defiende el insulto, la violencia y el tomarse la justicia por su mano contra quién él decida, y lo lleva haciendo desde que se le conoce. Eso sí, cuando es contra él o los de su cuerda, se acuerda de la ley para que lo defienda.

    ¿Quieres gente así rigiendo tu vida? ¿Alguien la quiere?

    Zapata debería haberse retirado (o deberían haberlo retirado) de la política sine die y no ha ni dimitido. Han llegado los podemitas para rebajar aún más el nivel. Un aplauso para ellos, porque estaba difícil.

    Hay gente que no vale para ser representante institucional porque su ideología no es compatible con serlo. Éste es uno de ellos. Vaya basura que acaba de aterrizar en los ayuntamientos. Y tratándose de España, pronto los veremos de ministros.

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  2. Recuerdo que hace bien poco a todo el mundo se le llenaba la boca con el "Je suis Charlie". Y sobre la libertad de expresión, aunque esa expresión sean los chistes de mal gusto. Porque Charlie Hebo era una revista que hacía que "El Jueves" parecería una película de Lubitsch.

    Zapata no era un concejal hace 4 años, cuando publicó esos tuits. Con este baremo nadie que haya sido una persona normal y corriente y se haya pasado un poco, comentando Eurovisión o poniendo a caldo a su jefe en facebook podrá tener un cargo público.

    En definitiva, que ni 100 días de gracia ni gaitas en vinagre. Esto es un exceso y le ha tocado pagar a Zapata, no tanto por torpeza o por racismo (eran chistes malos y muy viejos, que todos hemos oído unas cuantas veces), sino por no borrar su timeline a tiempo.

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