martes, 11 de agosto de 2020

Octavio Paz: Los hijos del limo.

 
Los Hijos del Limo, de Octavio Paz > Poemas del Alma
 
 
    La poesía moderna es muy variada, pero hay varias constantes que comparten todas las tendencias:

      a) La tradición de la ruptura.
 
     En las sociedades tradicionales, el mundo apenas cambia entre generaciones. No tienen conciencia de progreso, de que la historia avance hacia un fin, sino que creen que la vida es repetición continua. De ahí que todas compartan mitos del eterno retorno.
 
     El catolicismo introduce la idea de mirar hacia delante con la idea del Paraíso al final de la vida. Pero no es hasta la época moderna que la idea de futuro, de utopía se traslada a esta vida terrenal. Durante el catolicismo no se creía que las cosas se repitiesen una y otra vez hasta el infinito. Así lo dice San Agustín. Las cosas pasan solo una vez. Pero no se miraba a la vida terrenal como el lugar en el que esos cambios darían su fruto. El hombre alcanzaba el Paraíso perdido si se comportaba de acuerdo con las leyes de Dios. En esta concepción del mundo, está el germen de la nueva concepción moderna de mirar hacia delante, de futuro y utopía. Para el hombre moderno, el mundo es cambio continuo y caminamos hacia un objetivo final utópico. La Historia tiene un sentido, porque camina hacia ahí. Es en este sentido como debemos entender el concepto de evolución. Esto se proyecta en la literatura en la tradición de la ruptura. Hasta el Romanticismo, nadie se plantea que deba romper con la forma de escribir anterior, ni hacer nada nuevo. La originalidad no es un valor estético hasta finales del S. XVIII. El poeta tiene que crear un mundo nuevo, propio, que rompa con lo anterior. El artista lo es en tanto que crea una nueva estética. 

    b) La ironía, que es la capacidad de aunar las contradicciones y vivir con ellas. 
La tradición de la ruptura convive con la idea de que la poesía es ese lenguaje mítico, primigenio, que nos retrotrae a la esencia del ser humano. Por medio del arte, podemos encontrar la esencia primigenia de la Humanidad. Esto, lógicamente, es contradictorio con la idea de romper siempre con lo anterior. 

    c) La analogía. El romanticismo cree que hay un lenguaje universal, más allá de la razón. Una suerte de verdades universales esenciales. Estas verdades se proyectan en el mundo por medio de analogías. Lo que percibimos aquí son un reflejo de ese cosmos. Pero no son él. Por medio de la poesía podemos llegar a vislumbrarlas. En este sentido, la poesía es una forma de religión o, mejor dicho, las religiones no son más que poéticas primitivas. De ahí el interés de los románticos por el mito. 

    Sin embargo, esas verdades universales que podemos entrever gracias al arte, son cambio continuo. Las analogías son analogías, por tanto, particulares, únicas. Cada poeta crea su propio mundo de analogías. La ironía, que es la conciencia del cambio continuo, entra en conflicto con la analogía. La poesía moderna aúna esta paradoja/contradicción.

     Los románticos reaccionan contra el Catolicismo. Paz repite una y otra vez la manida frase de que Dios ha muerto. Al mismo tiempo, también reaccionan contra el positivismo y el racionalismo.  Así, es la poesía la que ocupa el lugar de Dios, como forma de conocimiento y como principio de las cosas. Cada poeta es un Dios que crea un mundo nuevo con cada poema. 
 
     


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