La Edad Media se define por las tensiones que la cruzan: lo alto frente a lo bajo, lo rico frente a lo pobre, etc. La tensión que utiliza el autor para explicar el cuerpo que es la tensión del cuerpo frente al alma.
La concepción del cuerpo en la edad media es paradójica:
Por un lado es denigrado. Se le considera la cárcel del alma. Por eso hay que negarlo y castigarlo. Así, la gula o la lujuria se convierten en pecados.
El ascetismo que entra o triunfa a través del monacato.
El semen (sexo) y la sangre se convierten en tabúes.
Esta renuncia al cuerpo, según Foucault o Paul Veine, empieza en el siglo segundo después de Cristo con el emperador Marco Aurelio.
San Pablo y San Agustín denigran el cuerpo. Convierten el pecado original en pecado de la carne. El cuerpo negado es el resultado de la revisión del pecado de Adán y Eva.
La mujer es la que paga el tributo más grande. Al hombre se asocian la razón y el espíritu (lo superior), mientras que lo femenino inferior es la carne y la mujer. Así lo humano queda escindido en dos.
La mujer fue creada a partir de la costilla de Adán. De la creación de los cuerpos se desprende la desigualdad de la mujer.
En los Padres de la iglesia la mujer es un macho fallido.
Estigmas y flagelación: el dolor corporal es positivo porque nos acercará a Jesucristo.
Los pecados de la boca y de la carne tienden a identificarse (gula y lujuria).
La abstinencia y el ayuno se condensan en la cuaresma.
La negación del cuerpo es el cristianismo que se expresa en la cuaresma.
Pero a partir del siglo xii hay una revalorización del cuerpo: el cuerpo glorificado. Jesús se encarnó en un cuerpo. Santo Tomás y San Francisco de Asís reivindican el gozo del cuerpo.
La paradoja al respecto al cuerpo medieval se concreta en la cuaresma y el carnaval. El carnaval es la glorificación del cuerpo. Frente a la negación del cristianismo, el carnaval pagano exaltada el cuerpo.
En esta línea es como se concibe el trabajo en la edad media. Se opone el trabajo manual al intelectual (opus vs labor). El trabajo manual se considera una penitencia fruto del pecado original. Se opone a la ociosidad monástica.
La risa está proscrita porque se asocia al cuerpo y a lo bajo.
Vivir y morir en la edad media:
Por un lado. Huizinga sostiene que la vida y la muerte eran extremas y desagradables. Por otro lado Philip Aries defiende todo lo contrario: en las sociedades tradicionales en las que apenas si cambia la sociedad con el paso del tiempo y las diferentes generaciones, se tiene una concepción de la vida y la naturaleza cíclica. Esto lleva a una concepción de la muerte como algo domesticado y no traumático.
Amor:
El amor pasión y el erotismo no era vivido como lo hacemos nosotros. La pasión sexual era considerada una enfermedad. La iglesia reprimía el amor pasional.
Lo que sí tenía cabida en la sociedad medieval es el amor a los hijos.
Vejez:
A los ancianos se les respetaba porque en sociedades tradicionales en las que los modos de vida apenas si cambian con el paso del tiempo, la experiencia, y por lo tanto la ancianidad, es muy valorada. Sin embargo, como ya se ha señalado en numerosas ocasiones, la sociedad medieval era paradójica. Al tiempo que se respetaba a los ancianos, también se les denigraba ya que recuerdan la decadencia del cuerpo humano.
Enfermedad y medicina:
La enfermedad del cuerpo se considera como enfermedad del alma que ha emergido. Pero, al mismo tiempo, es un don, porque muestra el camino de la salvación. El hombre enfermo aprende el valor del sufrimiento y la paciencia. Se sufre como sufrió Jesucristo en la cruz.
Las enfermedades se creía que estaban causadas por desequilibrios en los 4 humores.
Dubin afirma que era una sociedad mucho menos preocupada por el sufrimiento del cuerpo que la nuestra.
Hasta el siglo xii el sufrimiento se consideraba cosa de mujeres.
A partir del siglo xii se da una revalorización del dolorismo. San Francisco, por ejemplo. A partir de este momento se puede recurrir a otro médico que no sea Cristo. Poco a poco médicos y sacerdotes se separan.
La medicina es una medicina del alma que pasa por el cuerpo.
Los muertos:
En la edad media hay una presencia continua física de los muertos. Sus cuerpos se aparecen.
Frente a nosotros, que nos angustia el dolor y la agonía, lo que más atemorizaba al hombre medieval era la muerte súbita, porque podía cogerlos sin confesar y llevarlos así al infierno.
El hombre medieval vive pensando en el más allá. Después de la vida se espera la resurrección de los cuerpos. Cuerpo y alma a van al cielo y al infierno a disfrutar o para ser atormentados.
Norbert Elias sostiene que con la civilización se da un refinamiento de las costumbres culinarias. Con la gastronomía entra la cultura. Lo mismo sucede con los gestos.
El cuerpo desnudo es ambiguo: al mismo tiempo es un símbolo de pureza/inocencia y de lujuria/pecado original.
El vestido es al mismo tiempo un adorno y una armadura.
La mujer también es ambigua: Eva la tentadora y la compañera desnuda del hombre vs María la redentora .
El deporte desaparece en la Edad Media víctima de la ideología anticorporal. El deporte, según Norbert Elias, es parte de la civilización de las costumbres que, a su vez, civilizan el cuerpo.
El deporte se retoma en el siglo XIX ligado a la ideología del higienismo y la competitividad.
El cuerpo como metáfora no es una novedad en la Edad Media: la Iglesia, la universidad, el hombre como un universo en miniatura (microcosmos), la simbología de los órganos (corazón como la vida, el hígado como la cuna de la concupiscencia...).
Ya en la antigua Roma se hacía un uso político de la simbología corporal.