martes, 6 de noviembre de 2018

Jillian Tamaki y Mariko Tamaki: Aquel verano




    Aquel verano cuenta la vida de una adolescente durante unas vacaciones estivales en la costa. Hay una pequeña tragedia por unos amores juveniles, hay un matrimonio que pasa por una crisis y, sobre todo, hay dos chicas adolescentes que se están haciendo mayores. 

   A mí este cómic me gustó mucho. Sobre todo, me encantó cómo Tamaki recrea esa etapa de la vida en la que uno empieza a dejar de ser niño y entra, poco a poco, en la adultez. Tamaki traza un fresco de la adolescencia a partir de las conversaciones de las chicas que ya sienten mayores y empiezan a hablar de sexo con una inocencia con una inocencia conmovedora, de unas chicas que quieren hacer cosas de adultos y se ponen a ver películas de terror aunque luego pasen miedo por las noches, y, finalmente, a partir de un enamoramiento de un chico mayor. Esta faceta del cómic me recordó mucho a los cuentos de Turgeniev, al modo en que a partir de una anécdota te cuenta con una delicadeza exquisita lo que es la naturaleza humana. 

    Puestos a hacer paralalelismos, también me recordó por momentos a algunos cuentos de Cheever, sobre todo aquellos que tienen cierto aire costumbrista. Es como si pusiese un espejo ante una familia americana más o menos típica. 

   Y, por último, está el dibujo, en tonos azules, eficaz, en consonancia con ese aire nostálgico que tiene el cómic. 

   Le recomiendo esta lectura solo a adultos que disfruten de las narraciones lentas, que se recrean en la belleza de la nostalgia y en lo vericuetos del alma humana. Jamás a adolescentes amantes de la acción. Para ellos ya llegará el momento de leer cómics como este. Leerlo ahora es como leer el Quiijote con quince años: una pérdida de tiempo. No entenderán nada y se aburrirán. 

   Nota: 9 sobre 10.


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