martes, 8 de septiembre de 2015

Locura y enfermedad mental III: De endemoniados a enfermos.



    Con esta entrada cierro esta serie de reflexiones acerca de la locura (1 y 2). 

    Supongo que conoceréis la archiconocida cita de Nietzsche de que Dios ha muerto. La cita, como todo Nietzsche, es muy rimbombante, pero algo de razón tenía, si con ella quería decir que vivimos el fin de la vieja sociedad teocrática en la que cualquier fenómeno se explicaba en función de una relación causal con una divinidad un tanto difusa, motor y agente de todas las cosas. Hoy en día el lugar de la religión lo ha ocupado la ciencia. En el siglo XII un loco era, sencillamente, un endemoniado. ¿Por qué? Porque no encajaba en el sistema de posiciones orquestado por la religión. Si no pertenecías a la sociedad de Dios, estabas con la del Diablo. La ciencia, entre otras cosas, provoca un tipo de sociedad obsesionada con la salud. La sanidad se institucionaliza, a los fumadores se nos hostiga, la gente acude en masa a los gimnasios y las actrices se someten a traumáticas operaciones quirúrgicas para pareces eternamente jóvenes sanas y lozanas. En este sentido, vivimos el cúlmen del materialismo. Mientras que nuestros antepasados adoraban la religión del espíritu, nosotros adoramos la del cuerpo. Entonces, siendo coherentes con el espíritu de los tiempos, un loco ya no es un endemoniado, sino un enfermo. Si no encajas en la sociedad de la salud, eres simplemente un enfermo, de ahí que individuos que en otros momentos históricos o en otras culturas hubiesen sido catalogados de iluminados, criminales o endomoniados, nosotros los subsumimos dentro la categoría de enfermedad. La ciencia y la salud es el principio rector de nuestra sociedad. Es mucho más cómodo tener una sola vara de medir, así que fenómenos tan dispares como la toxicomanía, la ludopatía, la pederastia, la esquizofrenia, el trastorno bipolar o la neurosis caigan todos dentro de la misma categoría "enfermedad mental" sean tratados por el mismo especialista -el psiquiatra-

1 comentario: