lunes, 7 de septiembre de 2015

Joseph Campbell: El héroe de las mil caras.



    El héroe de las mil caras analiza el mito del viaje iniciático en la religión y el arte. Este mito es aquel en el cual un héroe sale de su pueblo para enfrentarse con una serie de pruebas, generalmente simbolizadas en luchas contra ogros, gigantes, dragones, etc., que lo transformarán y le permitirán regresar de nuevo a su aldea para vivir una vida más plena y mejor. Según Campbell,

“El camino de la aventura mitológica del héroe es la magnificación de la fórmula representada en los ritos de iniciación: separación-iniciación-retomo, que podrían recibir el nombre de unidad nuclear del monomito.
El héroe inicia su aventura desde el mundo de todos los días hacia una región de prodigios sobrenaturales, se enfrenta con fuerzas fabulosas y gana una victoria decisiva; el héroe regresa de su misteriosa aventura con la fuerza de otorgar dones a sus hermanos” .

    El mito del viaje iniciático pone en juego las valoraciones positivas y negativas del paso del tiempo y del cambio de estatus social asociado a este devenir que experimentamos las personas a lo largo de nuestras vidas. Nacimiento, matrimonio o pubertad son diferentes etapas que se pasan a lo largo de la vida, y en las que el individuo debe desempeñar un determinado rol social adecuado a ellas. Estos cambios de rol suelen ir acompañados de ritos de paso por los cuales la sociedad simboliza y reconoce dicho cambio (ver Arnold Van Gennep, Los ritos de paso.



     El monomito del viaje iniciático es la plasmación simbólica en el arte de lo que en el mundo del rito se simboliza través de los rituales de pasaje o de paso. Campbell hace un estudio comparado y saca a la luz la estructura de dicho mito:

     A) PRIMERA SECUENCIA: LA PARTIDA.

     Primera función: El héroe vive en una pequeña sociedad aislada, al margen del gran mundo.

Segunda función: Hay una determinada carencia en ese mundo. Esta carencia es simbolizada en algunos cuentos de hadas como la falta de un anillo o algún elemento robado, mientras que, en la visión apocalíptica, la vida física y espiritual de toda la Tierra se representa como la caída o a punto de caer en la ruina. Esta carencia simboliza la inadecuación de la persona al estatus social que está viviendo. El tiempo ha pasado, ha crecido y debe desempeñar un nuevo rol. Ya no puede realizarse plenamente en la vida que llevaba antes. Sin embargo, todavía no ha dado ningún paso para dejar atrás esta vida.

Tercera función: El héroe es requerido para que lleve a cabo una determinada hazaña. Esto simboliza la necesidad del cambio. Se espera de la persona que viva de acuerdo a lo que la sociedad espera de él. El tiempo pasa, las vidas cambian y las sociedades tienen diferentes roles para los diferentes estadios y situaciones. El individuo no puede vivir al margen de los diferentes roles que las sociedades le imponen a lo largo de su vida.

Cuarta función: El héroe, en primera instancia, se niega a realizar dicha hazaña. El cambio nunca es fácil. Supone dejar atrás lo conocido para adentrarse en un mundo en el que uno no sabe exactamente qué le espera. Los individuos se muestran en primera instancia reticentes al cambio.  

Quinta función: El héroe acepta y abandona la aldea. En última instancia, el individuo se ve obligado a cambiar de rol porque la inadaptación psicológica y cultural llega a ser traumática.  



B) SEGUNDA SECUENCIA: LA INICIACIÓN POR MEDIO DE LAS AVENTURAS.

Sexta función: El héroe recibe una suerte de ayuda sobrenatural, como en los ritos de paso suele haber maestros que transmiten a los iniciandos los conocimientos que les serán necesarios en su nueva vida. 

Séptima función: El héroe lleva a cabo una serie de aventuras que lo preparan mental y físicamente para la gran prueba final. Se dan pasos físicos y simbólicos que aseguren la superación del estatus anterior.  

Octava función: El héroe supera una gran prueba final, que simboliza la entrada definitiva en el nuevo estatus. Es el momento de la ceremonia ritual.



C) TERCERA SECUENCIA: EL REGRESO.

Novena función: El héroe ha sido transformado por las aventuras y las pruebas de modo que la carencia inicial ha sido solventada. 

Décima función: El héroe regresa a la aldea de la que partió para vivir más plenamente.  

    Las tres secuencias del motivo del viaje iniciático se corresponden con el círculo simbólico separación-iniciación-retorno, pero, además de ser un símbolo cíclico en el que el héroe vuelve a sus orígenes, es un símbolo del progreso, ya que la vuelta del héroe supone la entrada en un nuevo tiempo, idílico, trascendente, donde ya nada puede herirlo. Así tenemos a Prometeo, que asciende a los cielos para robar el fuego de los dioses y luego se lo ofrece a los humanos; a Jasón, que navegó a través de las rocas que chocaban hasta el mar de las maravillas, que se enfrentó al dragón que era custodio del Vellocino de Oro y que regresó reforzado con el Vellocino para destronar al usurpador que había ocupado el trono al que él tenía derecho por herencia , y a Eneas, que bajó a los infiernos cruzando el río de los muertos, engañando al Cancerbero de tres cabezas, y que habló con su padre muerto siéndole desvelado el destino de las almas, el de Roma y cómo evitar y soportar todas las aflicciones, para salir a continuación por la puerta de marfil para realizar sus deberes .



    Campbell resume así la aventura del viaje iniciático:

   “El héroe mitológico abandona su choza o castillo, es atraído, llevado, o avanza voluntariamente hacia el umbral de la aventura. Allí encuentra la presencia de una sombra que cuida el paso. El héroe puede derrotar o conciliar esta fuerza y entrar vivo al reino de la oscuridad (batalla con el hermano, batalla con el dragón; ofertorio, encantamiento), o puede ser muerto por el oponente y descender a la muerte (desmembramiento, crucifixión). Detrás del umbral, después, el héroe avanza a través de un mundo de fuerzas poco familiares y sin embargo extrañamente íntimas, algunas de las cuales lo amenazan peligrosamente (pruebas), otras le dan ayuda mágica (auxiliares). Cuando llega al nadir del periplo mitológico, pasa por una prue ba suprema y recibe su recompensa. El triunfo puede ser representado como la unión sexual del héroe con la diosa madre del mundo (matrimonio sagrado), el reconocimien to del padre-creador (concordia con el padre), su propia divinización (apoteosis) o también, si las fuerzas le han permanecido hostiles, el robo del don que ha venido a ganar (robo de su desposada, robo del juego); intrínseca mente es la expansión de la conciencia y por ende del ser (iluminación, transfiguración, libertad). El trabajo final es el del regreso. Si las fuerzas han bendecido al héroe, ahora este se mueve bajo su protección (emisario); si no, huye y es perseguido (huida con transformación, huida con obstáculos). En el umbral del retorno, las fuerzas trascendentales deben permanecer atrás; el héroe vuelve a emerger del reino de la congoja (retorno; resurrección). El bien que trae restaura al mundo (elíxir)” .

   No es necesario que se den todos estos pasos -funciones- para que el motivo tenga lugar. Basta, según Campbell, con que aparezcan las funciones nucleares:

“Los cambios que se llevan a cabo en la escala del monomito desafían toda descripción. Muchas historias aíslan o aumentan grandemente uno o dos elementos típicos del ciclo completo (el motivo de la prueba, el motivo de la huida, el rapto de la desposada), otros reúnen un grupo de ciclos independientes en una sola serie (como en la Odi sea). Caracteres o episodios diferentes pueden fundirse o un solo elemento puede multiplicarse y reaparecer bajo muchos cambios” .

Star Wars, una película escrita siguiendo paso por paso El héroe de las mil caras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario