lunes, 27 de marzo de 2017

Suzanne O´Sullivan: Todo está en tu cabeza.








     Todo está en tu cabeza es un libro muy ameno de leer y no me extraña que esté entre los ensayos de divulgación más vendidos. No es un ensayo para especialistas, sino un libro dirigido al gran público. Pero no por esto tiene menor valor. Todo lo contrario. Explica de forma muy clara qué son las enfermedades psicosomáticas y su mecanismo. 

    Las enfermedades psicosomáticas son aquellas cuya sintomatología no responde a causas físicos y, generalmente, no pueden ser clasificadas dentro de ninguna enfermedad conocida. 

    El cuerpo humano responde físicamente a estímulos emocionales. Es un mecanismo normal. Así, nos sonrojamos cuando sentimos vergüenza o se nos acelera el pulso cuando nos ponemos nerviosos. Una enfermedad psicosomática en un mal funcionamiento de este mecanismo. La autora lo llama trastorno de conversión. Hay personas que convierten sus padecimientos psicológicos en dolores físicos. Así, por ejemplo, ante una experiencia traumática en la infancia, en lugar de deprimirse durante su adultez, una persona puede desarrollar ataques pseudoepilépticos. Según O´Sullivan, cada persona sufre a su manera. Hay quien llora, quien cae en una depresión, quien bebe, quien se engancha a los antidepresivos y quien somatiza su sufrimiento emocional. Estos últimos son los que padecen trastornos de conversión, que son las enfermedades psicosomáticas. Convierten en físico un sufrimiento mental.

    El origen del sufrimiento mental que da lugar a la enfermedad psicosomática puede ser de naturaleza muy diversa. Haber padecido una enfermedad durante mucho tiempo, el estrés, un trauma de la infancia, la insatisfacción personal, etc... Y la conversión también. O´Sullivan da casos alucinantes -supongo que escogidos ad hoc para impresionar al lector-. 

    La autora distingue entre enfermos fingidos  y psicosomáticos. Las personas que sufren enfermedades psicosomáticas sí que están enfermos de verdad. Y los síntomas también están ahí. Los hay que pierden la vista, los que padecen colon irritable y otros que sufren convulsiones y pérdidas de conciencia. Quizá lo más interesante del libro sea esta parte, porque para O´Sullivan, a diferencia de la inmensa mayoría de la profesión  médica actual, ella está convencida de que estos enfermos están enfermos de verdad y que no se inventan sus síntomas. Los síntomas están ahí. Pero hay que tratarlos de forma distinta. Los tratamientos puramente físicos no harán nada. Es el psiquiatra es el que debe encargarse de este tipo de enfermos. 

    Finalmente, ella sostiene que el efecto placebo no suele resultar exitoso. Tal vez un paciente con un trastorno psicosomático, al decirle que tiene una enfermedad física y tratarlo de ella, pueda mejorar y sus síntomas remitan. Se sugestiona de que lo están curando, se tranquiliza y los síntomas desaparecen. Pero esta mejoría suele ser temporal. Dado que la causa de la enfermedad es mental, normalmente suelen aparecer otras patologías tiempo después. Sentirá que se ha curado de su primera enfermedad, pero si no afronta el origen mental de su problema, esté reaparecerá bajo la forma de otra enfermedad nueva. 


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